Mucho se ha escrito acerca del vuelo 914 y su misteriosa desaparición el 2 de julio de 1955. El hecho se dio en un trayecto relativamente corto, de Nueva York a Miami, cuando de pronto la torre de control reportó que el radar había perdido el rastro de la nave. Luego de un tiempo y después de agotar todos los recursos disponibles de la época, se dijo oficialmente que se había estrellado en algún lugar no determinado ¿Las circunstancias? Inexplicables. No hubo una sola investigación que brindara luz sobre el hecho y la desaparición de las más de sesenta personas a bordo.
Sin los restos a la vista, las teorías se dispararon y dieron camino a diversidad de versiones. Entre ellas, que la nave había sido raptada por un OVNI y sus tripulantes fueron colonizados en una estrella muy lejana a la tierra. Otras, que atravesaron, a través de un hoyo negro, un portal paralelo en el que quedaron atrapados por toda la eternidad. Cualquiera de las dos historias, si lo consideramos detenidamente, lucen como aterradoras, cosa que no pasó desapercibida para la industria del celuloide.
Contra todo pronóstico, el piloto solicitó permiso de pista en un hecho todavía más misterioso debido al desface de las fechas de salida, aterrizaje y locación. De hecho, la nave apareció de la nada en los radares lo que obligó, al controlador de tráfico, a solicitar datos del vuelo ya que este no aparecía en las bitácoras del día. La respuesta lo dejó de una pieza. Se trataba del vuelo de Pan American Airlines, número 914, autorizado para aterrizar en el aeropuerto de Miami el día 2 de julio de 1955. Se le concedió el permiso y la nave aterrizó sin novedades. Una vez en tierra el operador les hizo saber que se encontraban en Venezuela y le preguntó a su interlocutor, que si sabía que estaban en el año 1992. El piloto al ver que se aproximaban vehículos muy diferentes a los que conocía, se puso en alerta, y despegó para desaparecer otra vez en el firmamento y del radar.
Dentro de la cabina, piloto y copiloto, se vieron mutuamente asustados. Tenía que ser un error. El segundo se levantó para explicar a los viajeros que habían aterrizado en un aeropuerto equivocado. Qué todo estaba en orden. Cuando regresó a la cabina le dijo al piloto que todo tenía que ser un error o una mala broma, que las personas que iban en el viaje 914 no habían envejecido y eso era prueba de ello. Además, el tiempo entre el despegue y el aterrizaje no había llegado a las dos horas. La historia, según una vidente que no ha querido revelar su nombre, tendrá su final cuando la nave aterrice en el Aeropuerto Internacional La Aurora, en la Ciudad de Guatemala, el 14 de octubre de 2019. También agregó que todos los pasajeros lucirían exactamente igual que en 1955.