Sin futuro imagen

La dimensión entre el bien y el mal… Monsanto nos habla de oportunidades y el destino de los desheredados. De karma y el impacto de las redes sociales en la opinión pública.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Todos, absolutamente todos, somos un libro en blanco el día que nacemos. Nuestro futuro, sin embargo, lo determina una serie de factores externos. Circunstancias ajenas que, muchas veces, son determinantes para destinos que parecen diseñados para el fracaso. La situación económica de nuestros padres, el lugar en el que nacemos, la educación de quienes nos orientarán en el proceso de maduración, los valores de nuestros mentores y las oportunidades que nos salgan al paso, dibujan niños fracasados o triunfadores. Muy pocos consiguen sobreponerse a procesos en los que las oportunidades no abundan. Aunque no es una receta, por lo general si nos toca crecer en un entorno protegido las cosas deberían marchar bien.

El 21 de enero, buena parte de la sociedad guatemalteca se sobresaltó con la noticia del artefacto explosivo dentro de un bus. Y digo “buena parte” porque muchos chapines, en su afán de no contaminarse con malas noticias, ni se percataron de la tragedia. Como no es en su entorno inmediato, “pela”. La cosa es que tanto medios de comunicación como redes sociales extendieron la noticia más allá de lo morboso. La “terrorista”, que tenía la misión de hacer explotar la bomba, “obtuvo su karma instantáneo”. Su impericia hizo que esta le explotara en las manos mutilándose a sí misma. 



Las imágenes brincaron de chat en chat, de red en red y de boca en boca. “Obtuvo su merecido” y desde la perspectiva de su futuro, quizás le tocará purgar un infierno en vida. Muy pocas personas se condolieron de ella y todos pensamos en qué hubiera pasado si hubiera cumplido su cometido. Perder las dos manos no es una ganga. Luego de recuperada, va a ingresar en una prisión donde necesitará asistencia personalizada para ir al baño, vestirse, comer, peinarse, en fin. La desgracia la acompañará hasta el final de sus días y será el recordatorio que probablemente le sume al odio que, quizás, ya atesoraba en su corazón.

“La Rancherita”, Mirna Elizabeth, tiene 19 años. Para los ojos de todos nosotros es culpable y merece un castigo ejemplar, pero… ¿Quién tiene la culpa de que chicas como esta delincan? Estamos a las puertas de un nuevo ciclo electivo y, como siempre, los políticos ya se relamen el paladar. Guatemala necesita una reforma educativa integral. Dónde están las propuestas de desarrollo para sociedades desprotegidas. ¿Siguen con la idea de una bolsita solidaria? O en realidad van a fomentar el trabajo y oportunidades de prosperidad. No puedo quitarme de la cabeza las imágenes de la joven mutilada y no puedo dejar de pensar que más allá de las pandillas, hay una buena porción de ineptos que arrastran a chicas como ella a la podredumbre. 

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte