Estaba trabajando en un reportaje hace poco más de un mes y me había quedado sin libreta. Así que fui con san Google a buscar la mejor libreta para anotar y dando vueltas en internet me topé con una charada que se llama Bullet Journal (#bujo), un sistema creado por Ryder Carroll –un diseñador de Brooklyn– para llevar una agenda, un diario, un planificador y cualquier otra cosa que se nos pueda ocurrir. Pero primero terminé el reportaje en lo que llegaba mi libreta Leuchtturm 1917 (se pronuncia algo tipo “loichtorm”) que todos recomendaban en cientos de páginas.
La idea es dejar un poco el mundo digital y dedicarse un poco a escribir a mano, a dibujar, a trazar líneas, a pintar, a pegar calcomanías, lo que sea. Pero yo no puedo dejar lo digital así que siempre llevo mi agenda sincronizada en todos mis aparatos, y ahora en una libreta. Mi esposa también tiene una y la idea es darse un momento para reflexionar sobre lo que vamos a hacer en el día, semana, mes y año.
De todas las ideas para colecciones (páginas con información distinta a la agenda, tipo películas por ver, metas, y demás) nos topamos con los habit trackers. Son colecciones simples que nos permiten llevar un recuento de hábitos, y dios santo, imaginen cuántas cosas podemos rastrear en la semana o el mes. La primera semana rastreé cosas bien simples: qué días leí, hice ejercicio, salí y cociné. Pero con el de septiembre, decidí ir más allá y pensar en la alimentación intuitiva.
La idea es registrar cada día y cada comida cómo me sentí: enojado, triste, contento, lleno, con hambre, asqueado, nauseabundo. De tal manera que en un mes pueda hacer una especie de gráfico sobre mi relación con la comida. Ahora que tengo trabajo con horario de oficina, estoy obligado a ser más organizado, y por lo tanto casi siempre comeré a las mismas horas de lunes a viernes.
Por ponerles un ejemplo: hoy cociné en la casa de mis suegros, y el rango de emociones fueron hacia todos lados, porque me atrasé en el mercado, porque había calor, porque no es mi cocina y no sé dónde están las cosas. Pero cuando llegó el momento de comer todo cambió al ver los rostros hambrientos de la familia. Aún tengo que llenar el registro de hoy.
Aún si no han formado parte del programa de Grayt, pueden hacer un registro de sus sentimientos con la comida, o incluso sobre si comen más casero, a domicilio, en restaurantes o en la calle, para ver por dónde va la cosa y de paso ver cómo se ahorran unos quetzales. Para cuando termine el mes les mostraré mi habit tracker para ver qué tal.