¿Por qué debería usted leer este artículo? La semana pasada iniciamos explorando los elementos de cambio cultural. ¿Cómo cambiar nuestra cultura? Existen tres formas a mi punto de vista para cambiar la cultura de un país. Está en nosotros escoger cuál es la que adoptaremos. No dejemos a la casualidad que el cambio se lleve a cabo. Veamos las tres.
Una catástrofe colectiva. Los seres humanos reaccionamos más a lo que podemos perder a lo que podemos ganar. Los hechos muestran que si yo le digo a usted que si compra un seguro tendrá varios beneficios me compraría menos que si le digo que si no me lo compra perdería su casa y sus bienes por el costo de una hospitalización. Culturas completas han cambiado dado un evento que se considera catastrófico. Haití nunca será igual después del terremoto. Estados Unidos nunca será igual después del 11 de Septiembre. Japón no fue igual después de la guerra. Guatemala no fue igual después del terremoto. Argentina no fue igual después de la crisis de hiperinflación. ¿Qué podríamos perder que nos haría cambiar? Si no cambia la situación de violencia en el país, la guerra interna es casi un hecho. Un evento colectivo que nos sensibilice cambiaría nuestra cultura. Yo no deseo que este sea el camino que nos lleve a darnos cuenta que podemos mejorar nuestro país. Sin embargo, la evidencia muestra que un evento de tal magnitud mueve hasta las más arraigadas costumbres. ¿Dejaremos al azar nuestro desarrollo?
Un liderazgo fuerte (o dictatorial). La cultura es producto de su liderazgo. La cultura de su casa es producto del liderazgo de los esposos, la cultura de las empresas es consecuencia del liderazgo de sus directivos, la cultura de un país es producto de sus líderes. ¿Sabía usted que el liderazgo carismático es mal visto en Alemania? Les recuerda a un tiempo con Hitler. Por otro lado, la evidencia muestra que los líderes dictatoriales como Trujillo, Pinochet y otros en los inicios mostraron crecimiento económico y en el tiempo se tornó a una visión individualista, sin límites que dejó de ser saludable para el país. Otro caso como el de Singapur, en donde un líder tomó el rol de reestructurar el país. ¿Estamos dispuestos a cambiar la cultura delegando la función a una persona? Así como en el caso de la primera alternativa, es una alternativa demasiado riesgosa, pero puede suceder si dejamos nuestro destino al azar.
Un proceso planificado de cambio. Por supuesto, es la alternativa que deberíamos decidir como país. A continuación ocho pasos para un proceso ordenado de cambio. Está adaptado de los pasos que sugiere Kotter, profesor de Harvard Business School. 1) Establecer un sentido de urgencia. ¿Porqué debemos cambiar? ¿Porqué ahora? Es importante que como ciudadanos cuantifiquemos las consecuencias de no cambiar. 2) Formar una coalición guía poderosa. No podemos cambiar la cultura unas cuantas personas. Debe ser un esfuerzo de país, que sea representativo a nuestra riqueza de diversidad. 3) Crear una visión contundente. Todos hablamos de un país diferente pero estoy seguro que cada uno de nosotros tenemos una definición distinta de lo que eso significa. Todos debemos tener claro qué significa esa nueva guatemala. 4) Comunicar la visión. Todos debemos vivirla, hablarla, hacerla parte de nuestro actuar. 5) Empoderar a muchos para actuar sobre la visión. El sueño debe volverse acción. 6) Planear y generar ganancias de corto plazo. ¿Qué podemos hacer rápidamente para sentir que estamos avanzando? 7) Consolidar mejoras y producir más cambios. El cambio cultural es un proceso continuo. 8) Institucionalizar los cambios. El cambio no puede depender de pocos. Debe pertenecer a las instituciones y a todos nosotros. ¿Qué haremos por cambiar nuestro país? Nosotros escogemos nuestro destino, o el destino llegará de repente.