¿Quieres estar conectado? imagen

La posibilidad de estar conectados 24/7 es algo usual, e incluso muchas veces, un elemento que afecta nuestra decisión al elegir un hotel, un restaurante o un lugar para pasar el día. Pero, ¿es conec

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El deseo de desconectarse puede sonar anticuado, ridículo, y para muchos, imposible. La posibilidad de estar conectados 24/7 es algo usual, e incluso muchas veces, un factor de decisión al elegir un hotel, un restaurante o un lugar para pasar el día.

Necesitamos tener wifi, estar conectados, estar enterados. Es como si una parte de nosotros quisiera estar despierto todo el tiempo, vigilante, listo para actuar en caso de terremoto, incendio, manifestación.  

Hace unos días, una aplicación que bajé en mi celular, me exigió apagarlo.  Y al hacerlo, me di cuenta de que llevaba ya muchos meses, quizás más de un año de no apagar el celular. En la noche lo pongo en “no molestar”. Pero por algún siniestro motivo que nunca  he analizado, no me atrevo a apagarlo.  

Ese día, ante la exigencia de la aplicación, apagué el aparato y durante los largos cinco minutos en los que observé la pantalla totalmente negra, me sentí intranquila.  ¿Y si hay algún mensaje importante?, ¿y si alguien me llama? , ¿y si algo pasa? 

Hoy, al leer un artículo sobre la necesidad de mantenernos conectados, me surge la duda: ¿y si lo que necesitamos realmente es desconectarnos un momento?, ¿hacer una pausa?, ¿darle un descanso al cerebro?




Quizás, nos hemos perdido entre tanto ruido, mensajes entrantes, correos urgentes, llamadas que no esperan… Quizás de vez en cuando (durante una vacación o en algún fin de semana) podríamos darnos el lujo de desconectarnos, de dejar nuestra mente en blanco, de darle un respiro a nuestro cerebro que se mantiene sobre estimulado casi todo el tiempo.

En su libro “El sendero del artista”, la autora y experta en creatividad Julia Cameron recomienda un ejercicio de “dieta de estímulos” para ayudar a sus lectores a calmar su mente y renovarla para que surjan ideas creativas. En la época en la que Cameron escribió ese libro, la semana sin estímulos era una semana sin televisión y sin lectura (solo una semana). Inspirada en este ejercicio, en los talleres de creatividad les doy a mis alumnas el reto de un fin de semana sin internet, sin Facebook, sin Whatsapp, idealmente sin celular.

Suena imposible, lo sé. Pero los resultados son alentadores: “escribí ideas que nunca habían surgido”, “logré terminar un cuadro que me había vencido”, “dormí, por fin dormí”… son algunos de los comentarios de las amigas que lo han logrado y la mayoría de ellas indica que lo haría de nuevo, porque después del sufrimiento han encontrado calma y sobre todo un espacio para la creación, un lienzo en blanco para ver con claridad las ideas de su ser creativo.

Y Cameron no es la única que recomienda esto. Los neurocientíficos nos recuerdan constantemente que nuestro cerebro necesita descansar, que lo estamos saturando de estímulos visuales, que la tendencia al multitasking eleva el nivel de estrés y que hacer una pausa es una práctica necesaria para mantener nuestra salud.

La neurociencia dice que el cerebro necesita un descanso para regenerarse.   La creatividad sugiere que la práctica de “desconectarnos” nos permite darnos cuenta de lo que hay adentro de nosotros y abrir un espacio para nuestra creatividad.

¿Aceptas el reto? Te invito a pasar algunas horas al día sin tu celular, a hacer una caminata sin llevar el teléfono, a ir a un restaurante o a un café sin poner el celular sobre la mesa (aunque esté boca abajo).
Quizás descubras nuevas ideas, quizás te conectes con la naturaleza, o con el otro. Te aseguro que desconectarse puede ser una experiencia de total conexión.

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