En algún momento plagado de rigurosos análisis y eternos focus groups la conclusión fraguó en todas partes: las mujeres quieren seguir con su vida normal a pesar de tener “el período” (a.k.a. La temida y poco afable menstruación).
Seguramente se han gastado millones de millones de dólares, libras, pesos, yenes, elija usted la moneda, para darle a las mujeres lo que supuestamente quieren. Yo todavía no entiendo como nunca se les atravesó en el camino una mujer que los mandara a la chingada y les contara la verdad: NADIE quiere estar activa en sus días. Ninguna quiere que esos días pasen como si nada cuando en realidad, el mundo se viene de cabeza y querés a ratos llorar, reir o acabar con la existencia de todo lo que hace algún ruido que no te gusta.
Esos días, las mujeres quieren tener una cita con Netflix y cantidades ilimitadas de chocolate, y de preferencia, llorar a pata suelta, con la comodidad del que no tiene que justificarse después. Usar, o no, un pantalón blanco queda en ultimísimo lugar.
Y es aquí a donde va mi consejo completamente gratis para lanzarlo como bomba molotov dentro de sus amados focus groups: las toallas sanitarias (no importa lo que diga el empaque) no están diseñadas para ese primordial y maravilloso deseo de vegetar ilimitadamente imitando una versión mas o menos pintoresca de una Bridget Jones interior.
Las toallas sanitarias están hechas para estar en movimiento porque eso dictan las investigaciones y el status quo. Seguramente el día en que una toalla empezara a contar una historia diferente, ofreciendo por doquier comodidad para estar quieta y somnolienta, empezaría una nueva era de verdad.
A ver cuándo.