Algunos guatemaltecos se encontraban ya trabajando; otros en los set de televisión y radio, mientras daban la noticia tenían que seguir hablando y disimular si tenían o no miedo. Yo estaba aún dormida cuando el temblor de la mañana del 22 de junio, a las 6:31, me despertó.
Corrí a ver a mi hija Ximena y vi como la lámpara de su cuarto se columpiaba, pero eso no me sorprendió, lo que realmente me provocó asombro fue el sonido, todo tronaba, recordé el terremoto de 1976.
Al vivir en un país sísmico y crecer entre temblores, no les pongo mucha atención, pues hasta cierto punto para mí son normales; sin embargo, el de este día y el del 14 de junio pasado, me hacen cambiar de pensamiento.
El temblor del 14 de junio fue de 6,6 grados de magnitud con una duración de 18 segundos; y el de este 22 de junio fue de 6,7 grados de magnitud en la escala de Richter y tardó 13 segundos.
Los retumbos y ese tronido característico de un movimiento fuerte me recordó mi niñez cuando al despertar de aquel 4 de febrero de 1976, vi que a una cuadra de mi casa todo era puro escombro, conforme fue amaneciendo Guatemala estaba destruida, principalmente en la capital y el altiplano. Aquel violento terremoto alcanzó los 7.5 grados en la escala de Richter dejó más de 23 mil muertos; 77 mil heridos y 1.2 millones perdieron sus casas. Fueron 49 largos segundos que provocaron una destrucción similar a la que hubieran provocado dos mil toneladas de dinamita.
Mejor a ponerle atención y prevenir
Guatemala es hoy uno de los países del mundo que registra mayor cantidad de temblores al año, alrededor de 70 mil, de los cuales son sensibles unos 18, según Eddy Sánchez, Director del INSIVUMEH.
En lo que va de 2017 se han reportado siete sismos fuertes. Hasta las 10 de la mañana de este 22 de junio ya se habían registrado 10 temblores en distintos departamentos del país como Quiché, Santa Rosa y otros, y falta ver cuántos días durarán las réplicas que se suscitan por acomodamiento de placas tectónicas. Las réplicas del 14 de junio duraron cuatro días.
Guatemala ocupa el 4º. lugar en riesgo de sufrir desastres causados por eventos naturales, su ubicación geográfica y su geología lo hacen sensible a múltiples amenazas y estar vulnerable a las inundaciones, tsunamis, sismos, derrumbes, deslizamientos, entre otros.
Es indispensable fomentar la cultura de prevención en la población guatemalteca. Los funcionarios de la CONRED, Cruz Roja Guatemalteca y otros insisten en planificar el accionar de la población antes del evento; y como respuesta y mitigación después del desastre. No obstante, pareciera que todos seguimos con nuestras vidas cotidianas.
Lo que debe hacerse
En primer lugar mantener la calma y aunque pareciera que nunca nos va a pasar alguna eventualidad, hay que organizarse como familia, empresa o institución para establecer planes de acción, como rutas de evacuación y ubicaciones en caso de emergencia, pues existen reglas generales de prevención de daños (les compartimos infografías).
Por ejemplo, las familias deben establecer puntos de reunión ante un evento natural y en general, se debe tener preparada la famosa mochila de las 72 horas, la cual permitirá contar con artículos de emergencia en lo que la ayuda llega, asegura Julio Sánchez de comunicación de la CONRED.
Aunque en Guatemala la construcción de las viviendas varió después del terremoto de 1976 y quizá por lo mismo no se derrumban tantas, ahora se tienen otros riesgos que deberían ser tomados en cuenta por las autoridades, como el establecimiento de asentamientos humanos en laderas, debajo de los puentes, cerca de ríos que en crecidas provocan inundaciones, debajo de cerros, y además edificados con materiales débiles.
Así que nuestro país no solo es vulnerable a los efectos de los desastres naturales por su situación geográfica, sino porque los eventos pueden impactar más debido a la ubicación de las casas de personas que viven en pobreza, principalmente; también por la ausencia de una cultura falta de prevención, la cual va desde la familia, escuelas y colegios hasta las empresas e industrias.
Pocos tienen la visión de prevención que debería ser implementada por los padres, maestros, dueños o gerentes de recursos humanos de empresas. Me vienen a la mente los edificios que tienen cerradas las gradas, ante un evento, habrá algún empleado que las abra. Así que no podemos salir corriendo sin un plan, por qué ¿a dónde irías? No me resta más que decir: “debemos prevenir, para disminuir el impacto que puede causar un fenómeno natural”.
El video presenta consejos los invito a verlo, es material de la CONRED.