Premiando la fidelidad imagen

Los datos de navegación, tus conversaciones privadas y otra información contenida en la memoria de tu celular podrían señalar, categóricamente ¿que eres infiel?

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Las redes sociales ocupan un lugar preponderante en la vida de sus usuarios. Entre más jóvenes, más adictos a ellas. No quiere decir que los adultos no estemos subyugados por las infinitas posibilidades que estas y otros recursos digitales nos ofrecen. Localizar personas perdidas en el tiempo, o bien encontrar datos que, dando vueltas en el ciberespacio, por fin aterrizan en nuestra plataforma de búsqueda. Los voyeurs se las pasan bomba husmeando, peinando perfiles y álbumes fotográficos, con información de la vida de otros a los que ahora llaman “mi amigo del Facebook”. En fin, un universo de empatías, en el cual se puede acceder, incluso, a recorridos por museos y hasta sexo virtual.

Quizás YouTube sea uno de los sitios más visitados. Música, tutoriales de todo tipo, fútbol, estrellas instantáneas y videos de diferente naturaleza, llenan horas de entretenimiento y de evasión de la realidad. Por ejemplo, los cortos de karma instantáneo son, sin duda, fuente de catarsis. Y los de asaltos que salieron mal, ni se diga. Los números no engañan, la gente goza con ver gritar a los hombres más ponchados, cual niñas, luego de un buen susto. Y así, se suman videos e imágenes puestos por youtuberos y blogueros de todo el mundo.

Muy de moda está una chica mexicana, Lisbeth, que “premia la fidelidad” en una jornada de entrevistas que finalmente brindan desenlaces inesperados. Aunque algunos de los capítulos podrían ser montajes, ya que parecen corresponder a un guion, otros se desenvuelven de tal manera que lucen muy convincentes. Y, de nuevo, el número de visitas a su sitio es apabullante. Síntoma de la tendencia a la superficialidad que alimenta el imaginario popular. Para qué ver una telenovela (o leer un libro) si, en minutos, se pueden apreciar unos dramas de primer impacto. 

En resumen, Lisbeth se acerca a sus objetivos y primero les pregunta si son pareja. A la respuesta afirmativa les cuestiona si son fieles, a lo que el par de incautos responde categóricamente que sí. Entonces les dice, ¿les gustaría recibir dinero como premio a esa fidelidad? Y, es allí donde ya están pillados, porque lo que sigue los enreda en un juego del que la gran mayoría sale como el gran perdedor. Durante unos diez minutos la chica entra a Messenger, Instagram, WhatsApp y otras redes, desvelando la verdadera personalidad del dueño del dispositivo móvil.  El resto será historia.

Más allá del melodrama y sus desenlaces, lo interesante del ejercicio es la evidencia de lo que las redes pueden estar provocando en el seno familiar. Mandar fotos indiscretas, emojis reveladores u otras ambigüedades puede ser el detonante de una dolorosa separación. No tengo dudas de que existen personas íntegras y capaces de mantener una relación monógama, pero ¿será este último el canon? 

Otra pregunta, ¿usted entregaría el celular para demostrar que es una persona fiel?

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