¿Por qué tengo que escoger mi vida a los 18 años? imagen

¿Es factible que a un adolescente se le exija que desde una edad tan joven tome decisiones tan grandes?

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¿Por qué tengo que escoger mi vida a los 18 años? Hace poco me lo preguntó un adolescente, cuando estando entre dos carreras universitarias, se decidió por Administración de Empresas. Actualmente, alrededor del mundo, entre el 30 y el 40% de los estudiantes universitarios abandonaran su carrera en los primeros dos años, ya sea para cambiarse a una nueva o para dedicarse a algo distinto. Este fenómeno es relativamente nuevo y responde ante una generación de personas distintas, cambiantes, volátiles y emprendedoras. No obstante, ¿será positivo el inconformismo que los caracteriza para elegir de manera más consciente a lo que ultimadamente quieren dedicarse o solamente representa una fuerte incapacidad para comprometerse a largo plazo?



Fotografía obtenida de Pixabay

Generación X

Obviamente, en el pasado las cosas eran de otra manera, uno elegía una carrera y debía terminarla. No había tantas opciones como hoy en día y en realidad no importaba tanto lo mucho que fuera a gustarnos. La generación de adolescentes que hoy son adultos de cuarenta años para arriba llamada generación X, nunca dejaba algo a medias. Se caracterizaban por comprometerse más con lo que hacían, tomar las cosas muy enserio y respetar sin vacilar la opinión de los mayores. Hoy en día son adultos con relaciones sociales extensas que suelen estar empleados y porcentualmente, se mantienen casados significativamente más que otras generaciones. 



Fotografía obtenida de Pixabay

Generación Z

La generación contemporánea o Z, es algo diferente, se caracterizan por querer cambiar el mundo sin saber necesariamente como hacerlo, cambian constantemente de parecer, aceptan mejor el fracaso y nunca aceptar algo sin cuestionarlo antes. Esta generación no suele quedarse con algo que no les gusta, cambian de carrera al primer año, pasan por dos e incluso a veces por tres hasta encontrar su pasión, porque su pasión por cambiar el mundo realizando su vocación es más grande que el afán de tener un título y hacer dinero, son más arriesgados, pierden más y cuando ganan, ganan mucho. Todos quieren cambiar el mundo sin importar necesariamente cómo hacerlo. 

¿Es esto mejor o peor que hace 20 años? Hoy, para los padres de estos adolescentes, es muy difícil aceptar que su hija o hijo quiera cambiarse de carrera; no verlo como un fracaso. Se pierde dinero y tiempo en libros, clases y cuadernos que quedan inconclusos. Sin embargo viéndolo con la cabeza fría, ¿es factible que un joven de 18 años escoja lo que quiere hacer el resto de su vida? ¿Es un sistema efectivo o debería de haber un período preparatorio de educación profesional que no incluyera el comprometerse a una carrera y un pensum?



Fotografía obtenida de Pixabay

Un poco de psicología

El famoso psicólogo Jean Piaget consideraba que intelectualmente, el ser humano pasaba por varias etapas de desarrollo cognitivo. La primera etapa la nombró sensoriomotriz, de los cero a los dos años; la etapa preoperacional, de los dos a los siete años; la etapa de operaciones concretas de los siete a los doce y finalmente la etapa de las operaciones formales de los doce a los 20 años. En esta última etapa, el ser humano adquiere la capacidad de abstraer; “pensar sobre pensar”, hasta sus últimas consecuencias y utilizar el razonamiento hipotético deductivo. Esto indica que hasta cumplir aproximadamente veinte años de edad, el adolescente está desarrollando la capacidad de tomar decisiones menos concretas, basadas en deducciones a futuro y valorando las consecuencias de sus decisiones como un todo. La etapa previa a esta, la de operaciones concretas, se caracteriza por la capacidad de pensar de forma concreta, sin lograr hacer abstracciones a largo plazo y conclusiones que involucren un pensamiento a futuro.

¿Puede esto tener algo que ver con la indecisión que existe en los primeros años universitarios respecto a la profesión elegida? 



Fotografía obtenida de Pixabay

No existe una certeza en relación a este tema, sin embargo, podemos observar que incluso los padres de estos niños, la generación X, buscó oportunidades de trabajo que en muchas ocasiones no estaban relacionadas a su profesión universitaria. Hoy en día hay muchos adultos de esa edad que estudiando derecho, se volvieron empresarios; estudiando física se fueron por la consultoría y estudiando administración decidieron que el diseño era lo suyo. Por lo que, es probable que algo característico de la época sea la indecisión, que se consolida cuando se acaba su etapa de operaciones formales, aproximadamente en el segundo año universitario. Tal vez sería más conveniente, adoptar un sistema de educación superior preuniversitario como en los Estados Unidos, en donde se les diera tiempo a los jóvenes para explorar las opciones fuera del colegio que los ayudaran a encontrarse en un interés específico o mejorar los programas de orientación vocacional en los últimos años escolares. Otros pensarán que los jóvenes deberían de ser más comprometidos a la decisión universitaria que tomen, buscando terminar lo que inician y tomar una decisión consciente pensando en el futuro. Usted, ¿qué piensa?

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