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“Siempre odié esa silla” dice Gamora refiriéndose al trono de Thanos, el dictador cósmico que es su papá. “¿POR QUÉ, Gamora?” grité por dentro “¿Por algo macabro que ocurrió en esa silla o porque la silla es rococó y tu gusto es shabby chic o porque allí Thanos leía la prensa jugando con su yina, acto que te provocaba asquito?”. Asumo que es por algo macabro como que allí vio al titán pulverizar civilizaciones. Pero eso es sacar el chance que la película debería hacer y es lo que IW exige. Luego resulta que Thanos ama a su hija, algo que no se sustenta en dramatizaciones previas y entonces no hay forma de imaginarse cómo era la relación entre ellos. Lo mismo puede decirse de Vision & Wanda, cuyo romance trágico se supone que nos sacuda las entrañas pero, aparte de pushitos en pelis previas, solo sabemos que son personas como de anuncio de perfume caminando en calles como de anuncio de perfume y entonces, Marvel, mis chavos, no pueden esperar que uno grite “No, Thanos, no le hagás eso al amor de los guapos. Los guapos noo”.

Para que Infinity War pase los cineastas debían poner en lugares convenientes un montón de piezas regadas. Físicamente hay 500 artefactos en el Universo Marvel capaces de trasladarte a cualquier lado de la galaxia. Emocional/psicológicamente, sin embargo, no quedó más que acelerar o de plano obviar desarrollos de personaje que habían tomado películas enteras establecer. En Ragnarok, Thor aprendió que no hay país sin gente y que lo suyo no sería gobernar Asgard sino ser el guía tuerto y sin martillo de un pueblo nómada, y ahora pues nel, se quedó sin gente, pero en vez de explorar esta transformación que debiera ser trascendental, Thor recupera su ojo, va donde el soldador a que le chapucee otro martillo y chinga con un mapache. Banner se reencuentra con Natasha, a quien dejó por irse del planeta, pero tampoco hay tiempo para exploralo y entonces una observación jocosa y volvemos con más katos, Kike ¿qué estás tomando? Spider-Man pasó de patrullero de barrio a Avenger, Rhodey de persona que no camina a persona que sí camina y Wakanda de estado hermético a Turicentro Guateque en Semana Santa; todos ellos, anteriormente sucesos con peso dramático, reducidos a anécdotas.

La sensación de que todo es reversible y las consecuencias no valen un centavo hace que el oscuro final se perciba truqueado. O tal vez Marvel activó la Gema de la Credulidad y fui el único al que no afectó… Lo que habría estado chingón es que Thanos desvaneciera a todos los superhéroes y apareciera Stan Lee con Joe Simon y Jack Kirby, los tres cachorros en 1941 trabajando para Timely Comics, y Stan dijera “Valen verga los superhéroes. Miren a este imbécil con traje de la bandera. ¿A quién le interesan las aventuras de él y sus botitas? Voy por una Nutella, el alimento que acaban de inventar y que a nadie le va a gustar en el futuro, y regreso a renunciar. Me dedicaré a escribir historias reales de campeones de boliche. Ese sí es un género que no pasará de moda”.

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