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Hace miles de años cuando vivíamos todavía en la época de las cavernas era mucho más sencillo de entender, el hombre buscaba a la mujer que tuviera mejores cualidades maternales para que sobreviviera su descendencia y se apareaba con muchas mujeres para asegurar la supervivencia de su linaje. La mujer, por otro lado, buscaba al hombre más fuerte, al que mejor pudiera protegerla durante su embarazo y brindarle alimento a ella y a sus hijos. Esto ha cambiado, hoy no buscamos fuerza física, ni es socialmente correcto procrear con muchas mujeres. Entonces, ¿cómo evolutivamente elegimos a quien nos gusta?

La psicología evolutiva es una rama de la psicología que trata de comprender fenómenos humanos basados en la evolución. Según esta ciencia, el proceso de la mente es simplemente una recopilación de nuestra evolución como seres humanos, que incluye la selección natural, las adaptaciones y todas las presiones ambientales que han sucedido para que el proceso se lleve a cabo. Por esta y muchas razones más es imposible quitar a la evolución de la ecuación al tratar de entender la mente humana y todos los procesos importantes que pasan a través de ella, como la selección de pareja.




Como seres humanos todos contamos con la misma estructura cerebral, sin embargo, nuestros cerebros funcionan de distintas maneras según el sexo. El hemisferio derecho se encarga de lo general, el estado de alerta, la exploración de cosas nuevas y lo ambiental; por otro lado, el hemisferio izquierdo se enfoca en lo específico, los detalles y lo focalizado. Esta diferencia entre los hemisferios es lo que nos da la capacidad de sobrevivir en un ambiente riesgoso. Las mujeres en la prehistoria tenían la función de la recolección, por lo que desarrollaron la capacidad de inhibir entre ambos hemisferios más rápido que los hombres, ya que tenían que estar atentas a su ambiente y focalizar su atención en los frutos. Inhibición se refiere a la capacidad de suspender transitoriamente la función de un hemisferio para enfocarse en la función del otro hemisferio. Corrían varios peligros al realizar esta tarea, ya que podían ser picadas por un animal, atacadas por distracción, etc. Necesitaban poder cambiar rápido su función cerebral de un hemisferio a otro, esta inhibición sucede gracias al cuerpo calloso. Por esto se dice que las mujeres son multitasking. Asimismo, los hombres no necesitaban tanto de la inhibición, ya que tenían que utilizar sobretodo su hemisferio izquierdo para cazar y estar enfocados en su presa, es por esto por lo que ellos no lo hacen de manera tan rápida como las mujeres. 




Las personas nos enamoramos de ciertos rasgos que vienen de la evolución. Elegimos tanto características físicas, como características emocionales que sirven a un propósito. Las mujeres saben que las relaciones sexuales las ponen en riesgo de embarazarse y parir, por lo que por un tiempo no contarán con las capacidades necesarias para sobrevivir por sí mismas, ya que, en su pareja, buscan recursos para tener seguridad de que no le va a faltar nada cuando estén incapacitadas por su embarazo. Asimismo, buscan actitudes que lleven a su pareja a conseguir recursos como la inteligencia, la ambición y la competitividad; que en el mundo prehistórico era la fuerza física. Algo importante que buscan las mujeres en un hombre es compromiso, ya que, si el hombre no está comprometido y tiene otro hijo fuera de la pareja, los recursos para la madre se minimizan y se dividen, por lo que ella y sus hijos recibirán menos de lo que les corresponde. Finalmente, las mujeres buscan características físicas que aseguran la protección de su hogar y sus hijos, como la altura y fuerza, pero esto ha disminuido su importancia a través del tiempo, pues ya no son las características más deseables.

Por otro lado, los hombres se enamoran de distintos rasgos de las mujeres que evolutivamente aseguran la herencia de sus genes, su exitosa reproducción y la supervivencia de sus características. Los hombres buscan una mujer con alta capacidad o potencial de reproducción y está relacionado con la atracción física que existe gracias a los estándares de belleza de la sociedad, también eligen mujeres jóvenes por su alta capacidad de reproducción comparado con las mujeres mayores. Estos estándares no son al azar, las caderas anchas, cintura pequeña y grandes pechos, están relacionados con la imagen de fertilidad de la mujer que inconscientemente hacen que los hombres las elijan, porque físicamente se ven aptas para reproducirse. De igual manera, buscan fidelidad o compromiso, ya que los hombres no pueden tener una certeza, sin un examen de paternidad, de que los hijos de su pareja son sus hijos. Es por esto, que buscan un rasgo de fidelidad, para asegurarse de no darle recursos a hijos que no portan sus genes.

Aparte de las características antes mencionadas existen varios factores que entran en juego cuando se quiere elegir a alguien para una relación a largo plazo. El ciclo menstrual afecta la atracción inicial, ya que las mujeres al ovular se vuelven físicamente más atractivas a los ojos de los hombres. Por otro lado, la simetría en las personas es una señal de buenos genes, por lo que de manera inconsciente tanto los hombres como las mujeres eligen a las personas con cuerpos y caras más simétricas, ya que estos simbolizan genes exitosos para la reproducción. Esto implica que a la hora de que alguien nos atraiga o nos guste, entran muchas cosas en juego más allá de quien es guapo o guapa, e inconscientemente cargamos con la responsabilidad de sobrevivir que nuestros antepasados vivían de forma mucho más intensa. Hombres y mujeres de forma constante compiten entre sí para ser más elegibles y tener capacidad tanto de reproducirse, como de sobrevivir. Los celos en las parejas son un simple detector de competencia intersexual, ya que el cuerpo tiene la capacidad de distinguir qué rasgos son parecidos a los de los demás y, por ende, representan una competencia por la pareja.

Está claro que la selección de pareja se encuentra fuertemente influida por el proceso de evolución. Este proceso, a pesar de que se descubrió hace tantos años, sigue siendo la razón por la cual nosotros buscamos lo que buscamos en una pareja.

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