Parto natural después de cesárea: la historia imposible en Guatemala imagen

He tratado de descifrar el terror de los médicos a los partos naturales. ¿Terror o negocio?, nadie puede responder esta pregunta solo ellos lo saben y lo esconden en lo profundo de su corazón.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

He tratado de descifrar el terror de los médicos a los partos naturales. ¿Terror o negocio?, nadie puede responder esta pregunta solo ellos lo saben y lo esconden en lo profundo de su corazón.

Algunos nos atrevemos a especular que ganan más, otros que es más fácil para ellos poner el día y la hora para acomodar sus agendas y asegurarse que ningún nacimiento estropeará un fin de semana o sus vacaciones. Lo cierto es que se escudan en mentiras para lograrlo.

En mi segundo embarazo he buscado la posibilidad de tener un parto natural después de una cesárea. Mientras mi entorno se llena de terror, yo me lleno de información al respecto.

Basta poner en Google: Parto natural después de cesárea y los artículos abundan. En la primera página que abro hay 10 títulos que hablan de ello y ninguno es por asomo las historias ensangrentadas que estoy acostumbrada a escuchar.

Encontrar un médico que te plantee la posibilidad de tener uno en Guatemala es casi imposible. Mientras en foros locales las mujeres se escandalizan contando, una y otra vez, la historia más común que los ginecólogos utilizan para asustarlas: “Entonces cuando empiezan los dolores el útero se puede abrir y las mujeres terminan en el intensivo, se mueren y con ellas sus bebés”. Cualquiera en su sano juicio escucha una historia como esta elegiría una cesárea, más si viene de un profesional de la salud.

Yo me di a la tarea de encontrar un equipo médico que me diera el chance de tener un parto natural, que me diera información veraz y actualizada, que la primera historia que me contara no fuera la de la mujer con el útero roto.

Encontrarlo me llevó meses, mientras iba de una clínica a otra cada vez me decepcionaba más de escucharlos.

El primero al que fui tenía un gran carisma, me recibió en la clínica con un beso tronador y un abrazo de felicitación por el nuevo bebé. Mi esposo y yo le dijimos que estábamos buscando la posibilidad de un parto natural después de una cesárea y no dudó en hacerse el loco y limitarse a decir: “Ya veremos más adelante, usted no se preocupe de eso ahorita”. Mientras le solicitaba más información me decía era demasiado pronto para pensar en esos planes. 

Lo descarté a los cinco minutos después que salimos de su clínica. Y así nos fuimos de médico en médico hasta encontrar al indicado.

Buscando referencias llegamos al perfil que buscábamos, un médico que no me recibió con beso ni me ofreció un dulcito al salir de su clínica. Me ofreció información, casos recientes de haber atendido con sus propias manos partos vaginales después de cesáreas.

Me llenó de tranquilidad escucharlo, puso en la mesa todo tipo de información al respecto, mientras resolvía cada una de nuestras dudas. Hablamos del parto, de la cesárea si no fuera posible el parto, del hospital, de sus sugerencias y su experiencia.

Salí de la clínica con la tranquilidad de que en sus manos todo saldrá como quiero, y no lo digo porque esté encaprichada en un parto vaginal, sino que por su calidad de profesional tengo la certeza que no me está mintiendo me está dando la oportunidad que busco. 

Mientras mi primo que es residente de ginecología en un hospital público me argumenta que sí es posible un parto vaginal después de una cesárea, me doy cuenta que los médicos no fueron formados para mentirles a sus pacientes y guiarlas a una operación más cómoda y más costosa.

Siempre he defendido que las mujeres deberíamos tener el derecho a elegir el parto que deseamos y que los médicos, de acuerdo a su formación y profesionalismo, deberían resguardar ese deseo.

Según la Organización Mundial de la Salud, únicamente el 15% de los partos deberían terminar en cesárea, en Guatemala la cifra está invertida. Es momento de descifrar cuál es el secreto de los médicos ¿Por qué nos invaden de terror?. 

La fotografía que ilustra este relato es la ganadora de la categoría “Posparto” de los premios Birth Becomes Her Photography Contest ha sido para VBAC (Nacimiento vaginal después de cesárea). Fue tomada por: Veronika Richardson of Fox Valley Birth and Baby de Green Bay, Wisconsin.

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte