Pagar propina es una opción, no una obligación imagen

¿Alguna vez hubieras preferido no pagar propina por algún servicio prestado?

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Pagar propina en los comercios se ha normalizado pese a que este cobro no es obligatorio para el consumidor. Junto a Panamá, México, Honduras, El Salvador y Nicaragua, Guatemala es uno de los muchos países en los que el pago de la propina no está regulado y, por ende, no es de carácter preceptivo. No obstante, en muchos sitios este cobro extra ya se incluye en la factura.

Históricamente, el pago de un monto adicional por un servicio se ha percibido como un reconocimiento al buen trabajo y atención. Lo anterior sugiere que la propina es voluntaria. 

Sin embargo, el pago de propina se ha transformado en una obligación “socialmente aceptada” por los consumidores y, en muchas ocasiones, obligada por los proveedores. 

Tal es el caso de Ana Sofía, quien, después de haber cancelado la factura, quiso dejar propina en efectivo, ya que, el mesero había sido muy amable con ella y atendido bien a todos los que se encontraban en su mesa. Sin embargo, se percató que el comercio en cuestión ya le había realizado un cobro de Q14.50 de propina, un equivalente a un recargo del 10 por ciento sobre el consumo total. 

“Me pareció abusivo que ni siquiera me preguntaran si podían realizar el cobro adicional. Gustosamente hubiera dicho que sí. Creo que comercios como este deben de tener la cortesía y la educación de preguntarle a sus consumidores si están de acuerdo con pagar propina. Estoy segura que muchos lo aceptaríamos, ya que en Guatemala somos serviciales y eso siempre se agradece”. Ana Sofía, 25 años. 




En Guatemala, el tema de la propina ha sido parte del debate político, social y económico. Y, a pesar de ello, aún no existe una regulación al respecto. Las polémicas han sido muchas, desde si esta era o no parte del Impuesto Sobre la Renta (ISR), si se debía ver reflejada en la factura o no, si el mesero recibía la totalidad de la propina y, por último, si el empleador debía recolectar la totalidad de propinas y distribuirlas.

Ante estas disputas, los pronunciamientos que han hecho los órganos competentes como lo es la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) y la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (DIACO), es que el cobro, la distribución y su pago quedan sujetos al criterio de cada comercio y cada consumidor, respectivamente.

Cuando los usuarios son cuestionados sobre si les molesta pagar propina en un restaurante, muchos responden que no. Las razones son variadas, pero, en general, predomina la satisfacción por un servicio prestado. Sin embargo, hay quienes aseguran que, en ocasiones, han querido no pagar la propina pues el trato y la atención recibida no ha sido la esperada. Y, en la mayoría de estos casos, no solo se “sugiere” dejar propina sino que se cobra.

“El problema no se trata de querer pagar propina o no. Se trata de que, al darse por sentado que la propina es algo que no solo se incluirá, sino que el cliente deberá pagar, se corre el riesgo de que a muchos les sea indiferente prestar un buen servicio”. Antonio Ortega, 30 años. 

Tradicionalmente, la propina que se incluye en la factura suele ser del 10 por ciento sobre el monto consumido, sin embargo, y, en la actualidad, ya hay algunos sitios en donde se “sugiere” una propina de hasta el 12 por ciento o superior. Aunque aún existen lugares en los que se pide a los clientes dejar propina si el servicio fue de su agrado, hay otros tantos que sencillamente incluyen un monto en la factura y lo cobran.

La idea no es motivar a que se deje de pagar propina, es informar al consumidor sobre sus derechos. Y, el no pagarla si no se desea es uno de estos. 


Fuente: Portal SAT, DIACO, medios nacionales. 

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