Padres distraídos en el celular y el efecto de niños mosca imagen

Hace unos meses mi hija mayor me reclamó: “Solo celular, solo celular, solo celular”, me dijo. Su afirmación muy histriónica nos causó mucha risa. Pero, su queja era legítima.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Hace unos meses mi hija mayor me reclamó: “Solo celular, solo celular, solo celular”, me dijo. Su afirmación muy histriónica nos causó mucha risa. Pero, su queja era legítima.

El celular es mi herramienta de trabajo, allí están concentradas todas las mamás a las que apoyo durante su lactancia. Trato de que mis redes sociales estén actualizadas y que haya, por lo menos, una historia diaria en mi Instagram. Trato de contestar todas las dudas que me hacen o de responder con un cumplido algún comentario a favor de lo que publico.

Y es que, desde que dejé de tener un trabajo remunerado, mi labor está allí detrás de esa pantalla y es por donde estoy generando parte de mis ingresos mensuales.

Pero, nada de lo que escribí en estos dos últimos párrafos justifica que haya abandonado la interacción con mi familia. “Susana, tiene un problema”, me dijo mi esposo hace poco, mientras lucho por estar “offline” constantemente.

No quiero que mis hijas sean niñas moscas

Daniel Halpern es profesor de la Universidad Católica de Chile e investigador del think tank TrenDigital y ha desarrollado la siguiente teoría bajo la experiencia que vivió y que relato a continuación:

“El mes pasado, en una dinámica que me tocó realizar a niños de básicos, les pedí elegir el animal que más los representara. Grande fue mi sorpresa cuando un niño eligió una mosca.

Cuando le pregunté por qué, me dijo que así se sentía en su casa: iba de lugar en lugar sin que nadie lo notara y cuando se acercaba, le decían que se fuera.

Hace algunas semanas, después de hablar sobre cómo el uso no regulado de las redes sociales aumentaba la sensación de soledad, una niña de octavo me dijo sentirse sola y me mostró sus heridas en la muñeca. ¿Tu mamá sabe ?, le pregunté . “Para qué, si lo único que le importa es su celular”.

Ayer, me citaron de urgencia a un colegio. Pensé que sería otro caso de cyberbullying, por eso me sorprendí al ver a la directora del ciclo preescolar. “Lo urgente para nosotros son los niños de kínder: casi no están hablando y les cuesta relacionarse y jugar con los demás”, contó.

Los niños imitan lo que ven en sus casas y los padres han transformado la oportunidad de interacción que ofrecen las pantallas, por el problema de sobreexposición que presenta su uso desregulado.

Foto: La opinión

Hace poco, un amigo cuya madre dejó de reconocerlo por demencia, me dijo que era lo peor por lo que había pasado: tener una mamá, pero con la que era incapaz de relacionarse. Cerró con la frase: “Me siento un huérfano de madre viva”.

Y esto último me llegó al corazón. No puedo estar más muerta en casa cuando estoy conectada por todos lados: abro Facebook, luego Instagram y por último Whatsapp. Estoy presente en cualquier lado, pero no en mi casa.

Halpern escribió una columna en el periódico El Mercurio que rápidamente se viralizó.

“Los papás es habitual que no perciban su conducta como algo negativo, hasta que les haces ver las consecuencias ‘off-line’ de su vida ‘on-line’”. 

“Me llamó una mamá estremecida: estaba en etapa de lactancia y se dio cuenta de que siempre le daba pecho a su hijo, mientras miraba el teléfono, sin conectarse para nada con él”, dice Halpern.

Agrega: “La imagen de una mosca ilustra una autoestima dañada por la falta de atención. Ningún padre quiere tener hijos moscas, pero los están criando y no se dan cuenta”.

¿A ti, estos argumentos te sacudieron igual que a mí?

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte