No quiero fiambre con sabor a ponche imagen

Los embutidos del fiambre empiezan a entremezclarse con las frutas del ponche y al pastel de calabaza. Todos estos sabores mezclados tienden a confundir nuestras papilas gustativas.

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Los embutidos del tradicional fiambre se empiezan a entremezclar con las frutas utilizadas para elaborar el ponche, que a su vez tienen un sabor de calabaza, jocotes en miel y al pavo de Acción de Gracias. Todos estos sabores son deliciosos, pero mezclados en simultáneo solo tienden a confundir nuestras papilas gustativas.



MCD.com

¿Qué quiero decir? El mercantilismo de diciembre parece ya instalado en centros comerciales, restaurantes y otros espacios públicos. En tres, dos, uno: en nuestras radios se escuchará: “una mesa bien, servida, una mesa distinguida…” el inmortal jingle de B&B, el que admito me sé y reconozco que me gusta, pero que prefería empezar a escuchar ya entrado diciembre.

No soy un grinch, sería incapaz de boicotear el nacimiento del niño en Belén, pero me molesta no poder concentrarme en una fiesta a la vez. Me hace mucho ruido que la venta de los barriletes y de los árboles navideños tenga que darse al mismo tiempo.



No ha terminado octubre y los Centros Comerciales ya “celebran” Navidad.

El mercantilismo de la falsa navidad ya se ha robado la salida y se ha instalado para quedarse. No ha dado tregua, ni siquiera nos ha permitido terminar en paz la celebración del mes del Rosario. El outbound marketing (mercadeo que busca captar clientes) es cada vez más invasivo, frívolo y ahora nos roba festividades maravillosas y efímeras.

Se viene el Día de los Santos, acompañados de los vientos que hacen volar a nuestros coloridos barriletes, se viene también el Halloween, festividad ajena a nuestra idiosincrasia, pero que es innegable que ha tomado relevancia en las últimas décadas y todo esto se entremezcla ya con un anticipado y además falso espíritu navideño, basado en árboles para la ocasión, bombas de colores, pero sobre todo de ese conductismo (estímulo y respuesta) que busca seducirnos para que sucumbamos a la tentación de comprar, consumir y gastar, hasta lo que no tenemos.

Estadísticas de la Superintendencia de Bancos dan cuenta que al 31 de agosto la cartera de créditos de consumo alcanzaba casi los Q1 mil millones, de los cuales Q50 millones estaban en mora y alrededor de Q20 millones estaba en proceso de cobro por la vía judicial. Por supuesto esto quieren los bancos y comercios, aliados estratégicos del consumismo irresponsable.

Deberíamos permitirnos a nosotros y a nuestras familias disfrutar el fiambre en paz, saborear los jocotes en miel y volar nuestros barriletes sin que ese mercantilismo barato nos invada.  

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