Al pueblo circo y pan, reza un antiguo un antiguo refrán, aunque en Guatemala solo alcance para lo primero. El 24 de enero, miles de personas confluyeron alrededor de un deslucido acontecimiento: la #Peleadelaño, una apología al populismo más burdo, un tratado al sinsentido, un atropello al sentido común, pero que he decidido analizar desde una perspectiva lúdica, que no merece ser tomada en serio, más bien como el circo que fue y que nos hizo reír a muchos.
Ahí estuvimos muchos, detrás de la caja boba y de las plataformas digitales, desde estas presenciamos el circo de dos alcaldes que se enfrentarían en la que prometía ser una épica pelea de box.
Neto #Brand, uno de esos politiqueros divertidos, que ha construido una imagen surrealista de sí mismo, se disponía a subirse al ring a enfrentarse a Esduin Javier, el #3Kiebres, el alcalde de Ipala, recordado por aquel video donde se grabó defecando al aire libre.
Entonces, Neto, el romano devoto, el amante de los animales, el bombero, Bob constructor y, por supuesto, el sex simbol, que de acuerdo a su cumbia “tiene locas hasta a las de las tortillas”, volvió a situarse debajo de los reflectores.
Hizo una bien lograda campaña de expectación alrededor de la pelea e incluso hizo cortos donde mostraba la forma en que se entrenaba para el épico acontecimiento.
Muchas mixqueñas suspiraron por el hombre de los prominentes pectorales que, desde luego, muestra sin pudor ni inhibiciones. Entonces, Neto “Brand” logró posicionarse en la palestra mediática y ser protagonista de una pelea que duraría poco menos de dos minutos.
Neto, el gran ganador en la escena mediática
Esduin Javier, conocido como #3Kiebres, tuvo algo así como un paseo por el parque para derrotar a Bran, quien no logró acertar un solo golpe de consideración. En la primera embestida de #3Kiebres, el alcalde mixqueño, presentado minutos atrás como una especie de héroe que ha ganado “mil peleas en su vida”, ya estaba en la lona.
Después del primer conteo de protección, Bran fue acorralado nuevamente y millones de espectadores vieron en tiempo real como su cabeza era sacudida por la ráfaga de golpes. La tercera fue la vencida y el árbitro decidió parar una pelea que se auguraba como una masacre.
Lo demás es historia… Bran acaparó la atención y los micrófonos, minutos después se dirigió a sus fanes para decirles que estaba bien y que la pelea había sido suspendida a requerimiento de su “coach”, quien había decidido no arriesgarlo, pues claro, un alcalde en el hospital deja de ser productivo y un servidor público de los kilates de Bran no puede permitirse ese lujo.
Desde la perspectiva mediática y el posicionamiento que este circo le ha valido al alcalde de Mixco, quien a sus alter ego puede sumarle el de boxeador de alto rendimiento, que es héroe y alcalde, sex simbol y bombero, todos y ninguno. Neto ha ganado mucho más que #3Kiebres, que tuvo una menor astucia para canalizar su victoria.
Nadie habla del ganador, del semental oriental, ese con arma en la cintura había ofrecido pegarle “una pijaseada a Neto a un ritmo de ráfaga de 32 golpes por milésima de segundo”, pocos comentarios acerca del alcalde que mostró cómo se defecaba “antes”, a “lo natural”, sin “toallitas y sin papel”.
Bran acaparó a los medios y fue un show escucharle hablar de su derrota, hizo alusión a lo que él y solo él percibió como una pelea, pues para la audiencia quedó claro que, #3Kiebres puso los puños y Bran la cara.
“Yo di un derechazo y eso fue lo que despertó a Kiebres…”, dijo a los medios de comunicación, mientras hacía unos ademanes al estilo del legendario Rocky Balboa.
Lo cierto es que hoy por hoy dudo que haya un solo guatemalteco que desconozca de la existencia de un alcalde que es especialista en hacerse notar, y que siempre, sin importar las circunstancias, se convierte en “el chompipe de la fiesta”.
Queda claro que el alcalde mixqueño es el gran ganador en la puesta en escena de ese circo que sirvió para que millones de guatemaltecos nos carcajeáramos como pocas veces en la vida.
Yo me quedo con el tweet donde se escucha a una señora, supongo mayor, con una elocuente risa que se contagia. Punto y aparte del ridículo que supone este show y que desnuda la decadencia de nuestra clase política, Guatemala debe aprender a reírse de sí misma y de todos esos absurdos que nos rodean y que son parte de nuestro ADN.
Así que esta vez paso a agradecer las risas y le resto seriedad a este apoteósico acontecimiento. Y usted ¿vio la pelea? ¿Se río a carcajadas? Si aún no lo ha hecho todavía está tiempo, pues la escena está bien documentada.