Narconovelas a la chapina imagen

Leer en una noticia que Alejandro #Sinibaldi amenazara al testigo protegido, Jesús María Ordóñez Jop, como una vil parodia de la telenovela El cartel de los sapos, me parece una ridiculez.

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Leer en una noticia que Alejandro Sinibaldi amenazara al ahora testigo protegido, Jesús María Ordóñez Jop, diciéndole “Cómo mueren los sapos”, como una vil parodia de la telenovela El cartel de los sapos, me parece una ridiculez. Pero, al mismo tiempo me pone a pensar la forma en la que estas narconovelas han venido a moldear el actuar de algunos miembros de la sociedad chapina. Incluso, recordemos como el final de la telenovela Sin tetas no hay paraíso, coincidió con la muerte del abogado Rodrigo Rosenberg y, en ese momento, se intentó dar la hipótesis de que esta fue similar al desenlace de la famosa novela, pionera en ese género. 

Si Sinibaldi miraba El cartel de los sapos, seguramente el resto de la banda Patriota lo hacía. No me extraña entonces, todo de lo que nos hemos enterado: dinero en caletas, helicópteros, carros de lujo, juniors despilfarrando el dinero y todo tipo de extravagancias que vienen ligadas a los mafiosos tercermundistas.



Foto: Wikipedia

Comprendo la necesidad de los colombianos de dejar plasmada parte de su historia. De tratar de comprender cómo actúan esos personajes que tanto daño le han hecho a su país, y al resto de Latinoamérica. Sin embargo, me preocupa que en Guatemala en lugar de tratar de comprender los errores y evitar cometerlos, algunas personas se entreguen de lleno a replicarlos, como ha sucedido con el incremento de los sicarios en moto o las vendettas que a raíz de este tipo de novelas se han popularizado. Sin contar con las peleas en los bares o discotecas; los desmembramientos o incluso las extorsiones, que pertenecen a una cultura importada. Lo cual, a mi parecer, refleja la poca identidad que tenemos los guatemaltecos.




Pienso, yo, si vamos a copiar, copiemos lo bueno, pero no esas costumbres que tanto daño le hicieron a esa sociedad sudamericana. Que una persona de pseudo “alcurnia” como se decía Sinibaidi que era, adopte términos de este tipo de culebrones, solo me hace pensar en su coeficiente intelectual, y en su forma de pensar, ya que según sus allegados, era un patán y los trataba con la punta del pie. Y ya, si nos quisiéramos ir a un análisis más profundo, esta adopción de frases narconoveleras para amenazar a sus cómplices, solo refleja cómo se miraba a sí mismo: un maleante cuasiletrado, sin moral ni principios. 

Mientras haya personas como Sinibaldi, que tomen como modelo a seguir personajes de narconovelas y, lo peor de todo, que se la crean, la corrupción y la violencia en Guatemala estará muy lejos de acabarse. Hay que tomar en cuenta que los canales locales, los de cable y hasta la tv de paga están inundados de narcotítulos, muy rentables para sus productores, pero poco formativos para nuestro país.

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