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Hace varias decenas de años, la manera en la que el mundo se percibía era distinta, más blanca y negra, menos permisiva y más confidencial. Los hombres y las mujeres cumplían sus respectivos “roles” a perfección y si querían hacer las cosas de manera distinta lo escondían. Hoy vivimos en un mundo más complicado, en donde el género a llenar en una ficha médica se ha vuelto una línea en blanco. Para no ofender, no excluir y no quitarle la opción a todas esas personas que pueden sentirse o identificarse con alguno distinto. Sin embargo, es un mundo que nos obliga a no ver las cosas blanco y negro, a distinguir entre cada uno y no generalizar como siempre lo hemos hecho. Un mundo más bueno o más malo, no lo sé, pero definitivamente uno que exige de nosotros un nivel más alto de análisis a la hora de juzgar.

Monje budista de alto rango es acusado de abuso sexual en China, tras haber negado las acusaciones que incluían haber dejado a varias víctimas con pensamientos suicidas. Este encabezado fue con el que el mundo amaneció hace pocos días. Me hizo pensar en todas las acusaciones que ha habido a nivel mundial, a sacerdotes católicos por lo mismo desde los años 80, que pusieron millones de miradas juiciosas en la iglesia católica, en sus seguidores y en todo lo que la religión profesa. Me llamó la atención como es algo que solemos hacer tan seguido, pensar en categorías, de forma tan simplista. Tachamos las cosas en positivo o negativo, por que es sencillo hacerlo, por que es más difícil lograr un pensamiento complejo, pero nuestra supervivencia intelectual en este mundo poco a poco nos obliga a salirnos de la dicotomía.



Imagen obtenida de Pixabay

Pensemos en los villanos de las películas de niños y como estos han ido evolucionando. Los de antes eran simplemente malos, el capitán Garfio, Scar, la Bruja malvada y era sencillo desearles la destrucción, no tenerles simpatía, buscar que perdieran. Sin embargo, estos han sido reemplazados por Maui, La madrastra Gothel, Hans de Frozen; Personajes más complejos, los que en algún momento aparentaron ser buenos o se volvieron buenos en realidad. Intérpretes a los que es más difícil rechazar, detestar, repudiar. Esto obliga a que, incluso nuestros niños, empiecen a ver la vida de manera más sofisticada, más profunda y menos simplista. Categorizar es de las primeras cosas que aprendemos a hacer como seres humanos, aproximadamente a los 3 años, mientras que el poder ver varias facetas de un elemento, se adquiere entre la adolescencia y la adultez. ¿No habrá llegado la hora de que empecemos a pensar de manera más sofisticada en vez de conformarnos en pensar como cuando éramos niños?

Lo que pasó en China es lamentable y es atroz, es la historia de un hombre muy malo que logro esconderse en una religión de luz y humildad; pero esto debe empezar a servirnos de lección, esto es lo que representa a nuestro mundo hoy en día. Hay gente que se golpea el pecho en la misa los domingos y el miércoles le es infiel a su pareja. Existen presos en nuestro propio Pavón, que no tienen una pizca de maldad en su corazón y están allí por alguien más. Hay gente que actúa mal por miedo extremo y no dejan de ser buenas personas. No todos los homosexuales son femeninos, ni todas las mujeres quieren ser mamás. Existimos en una realidad llena de facetas y la brecha entre la religiosidad y la moral, cada vez es más evidente. Los que tienen la dicha de tener una religión, tienen una guía clara de cómo actuar ante cada situación, pero identificarse con ella no los hace automáticamente morales o buenos. Un monje budista con ese nivel de maldad en sus actos no desacredita la religión budista, ni debe hacernos encasillarla dentro de la hipocresía. Estamos obligados a tomar a cada uno como un todo, a no juzgar a individuos por sus decisiones personales ni visualizar a un grupo como lo mismo, cuando se conforma de millones. Creo que es necesario que distingamos la brecha entre religiosidad y moral, entre profesión y género, entre preferencia política y ética personal, entre lo que se aparenta y lo que en realidad podemos llegar a saber. Tomar el ejemplo de nuestros niños y dejar de ver al mundo en blanco y negro, pues a pesar de todo lo malo que pueda pasar, hasta en los grupos más oscuros que han existido en nuestra historia, siempre ha habido un poco de luz. El mundo es gris y no podemos pretender conocer a alguien desde el primer día, por ser parte de algo o tener alguna característica. Y tú, ¿Qué piensas?

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