Mi abuelito era cadete y fue un héroe imagen

Muchas personas asocian al Ejército de Guatemala con muerte, para mí era asociarlo con amor.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Un hombre como ninguno, leal, decente, honesto, amoroso y un héroe, eso fue mi abuelito, Guillermo Larrainza.

Cada 30 de junio y 2 de agosto pienso en mi abuelito, al ver a todos los militares desfilar y llevar con orgullo su uniforme. 

La historia de héroe de mi abuelito empezó cuando él era muy joven, eran 3 hermanos y mi bisabuelita tenía que cuidarlos.  Una historia que ha pasado de boca en boca en mi familia y que ahora te comparto.

Mi abuelito Guillermo decidió que sus estudios los realizaría en la Escuela Politécnica, pues le gustaba la forma de pensar de los cadetes, además de la obediencia y el orden que allí había.

En aquel tiempo calculo que mi abuelito tenía 15 o 16 años y ya tenía un año de estar en la Escuela Politécnica, eso fue por el año de 1954, cuando él y sus compañeros se volvieron héroes nacionales.

Pero, ¿qué fue lo que pasó ese 2 de agosto?

Un grupo de cadetes de la Escuela Politécnica, que apenas tenían entre 14 y 17 años, no estaban dispuestos a aceptar que un grupo del Movimiento de Liberación Nacional llegara a Guatemala, con el objetivo de ser sometida al mandato del entonces caudillo Carlos Castillo Armas (cuando aún no era presidente).  Los jóvenes se sentían derrotados, al saber que el director de la institución se había quedado de brazos cruzados al enterarse de la situación. Entonces 3 jóvenes de los últimos años de carrera decidieron comandar un grupo de casi 150 cadetes,  asegurando que no dejarían las cosas así y combatirían para resguardar las fuerzas armadas de Guatemala. El combate duró más de 10 horas y se desarrolló en las cercanías del hospital Roosevelt, al final los cadetes de la escuela politécnica vencieron y el curso del país continuó.




Mi abuelito tuvo que dejar el país por varios años, refugiándose en otros lugares para evitar morir. A los años cuando ya todo se había calmado regresó y todos aquellos muchachos fueron homenajeados con premios y con la Orden del Quetzal, ya que siendo tan jóvenes defendieron a Guatemala.

En esa gesta heroica de aquellos cadetes participó ese hombre ejemplar, mi abuelito que fue mi figura paterna durante mi vida y que además era un hombre responsable.

Tierno, amoroso, cariñoso, sabio y con mucha paciencia… así era mi abuelito.

Durante mi vida lo conocí como Papi, así le decíamos y él a nosotros nos decía sus gorilitas.

Mi papá falleció cuando tenía 4 años y en la única persona que pude ver a ese padre que me faltaba era a mi abuelito.  Él siempre nos apoyó.  Cuando ya no teníamos leche él nos llevaba, cuando faltaba algo en la casa rápido llegaba. Cuando tuve mi primer novio me aconsejó, jamás me regañó si no me hablaba para hacerme entender las cosas con amor.

Él falleció por un cáncer que poco a poco le consumió la vida. Se tuvo que someter a muchos tratamientos, su primera hemodiálisis fue por estas fechas en junio de 2009 y el 23 de septiembre de ese año, el cielo tuvo un nuevo ángel.

Al contar la historia mis ojos se llenan de lágrimas, porque aunque han pasado años de su partida, el dolor es constante. A veces solo quisiera, por un momento, poderlo ver y abrazar, decirle la falta que nos hace y el agujero enorme que dejó en nuestros corazones su partida.




Cuando voy al cementerio donde está su cuerpo mortal, a veces siento un ligero viento que sopla sobre mi cara y, en más de una ocasión, imagino que es él, que me está diciendo que debo ser fuerte ante las circunstancias de la vida.

él para mí seguirá siendo mi amigo, mi héroe nacional, mi abuelito, mi papi y sobre todo un ángel que me cuida desde el cielo. 




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