Antes las películas tardaban años en llegar a Guatemala, era el año de 1985 y me llevaron a ver El Retorno del Jedi, a tan corta edad no sabía que tanto la saga en general como el personaje de la Princesa Leia se volverían tan importantes en mi crecimiento, mi formación, mi vida. El 21 de octubre pasado sería el cumpleaños número 61 de mi muy admirada Carrie Fisher.
Cuando era niño no le puse mucha importancia a sus figuras coleccionables, pero a finales de los noventa recuerdo muy bien, que salió por primera vez la figura de la princesa en su traje de prisionera de Jabba, corrí a la juguetería más cercana y conseguí mi tan preciada figurita que aún conservo. Con el pasar del tiempo fui descubriendo muchos aspectos de su personalidad que la convertían aun más interesante, mucho más allá del mítico personaje de las películas de mi infancia. Esta mujer escribía guiones de películas, escribió varios libros de ficción y no ficción, a su vez prestó su característica voz para caricaturas y video juegos.
Su imagen en mi memoria cambiaba con el pasar del tiempo, por años fue esa menuda mujer de peinados rimbombantes, pero al acercarme a los años adolescentes su imagen en mi memoria había cambiado, ella era esa mamá joven, la atractiva mamá de algún amigo, que nunca tuve pero me habría encantado tener. El paso del tiempo es cruel a los ojos de los terceros y pude apreciar cómo había cambiado ella enfrente de los míos durante ese pasar de años, ya la chica menuda se había disipado enfrente de mí, solo quedaba la imagen inamovible en los muñequitos, la mamá joven ya no era tan joven. Ahora se había convertido en una señora cincuentona de voz profunda y rasposa de dimensiones legendarias.
Siempre me encantó escucharla hablar, su voz era algo que me embriagaba y aun lo hace, escucharla decir sus ácidos comentarios en relación a la farándula o sus ingeniosos chistes que tenía en la punta de la lengua para tratar temas como la adicción, los desordenes mentales, etc. A mi opinión ella fue una mujer que no a menudo aparece en un medio como tal, adornó la farándula “americana” por décadas y logró cimentarse en la mente y el recuerdo de muchas generaciones. Ya casi un año de su triste partida y aun no he visto su última actuación que sin duda me provocará alguna lagrima, algún suspiro.
La señora Fisher, encarnó a la famosa princesa en 5 películas (1977, 1980, 1983, 2015, 2017) y si me preguntaran que libro recomiendo de ella sería el titulado Wishful Drinking, cerré el capítulo de mi primer amor platónico del cine hace cierto tiempo, casi el año, desde diciembre del año pasado le di el ultimo adiós en mi mente a esa mujer cuya voz sonaba a regaño, esa voz profunda, ese cabello rojo por temporadas, los enormes ojos cafés y ese mordaz sentido del humor.
*Imagenes de visualhunt.com.