Cuando estaba embarazada de mi hija mi sueño era poder amamantarla. Asistí a grupos de apoyo durante los casi 9 meses, me sentía totalmente empoderada para poder cumplir una meta que me había trazado.
Crecí en provincia viendo cómo los bebés de mi familia se alimentaban únicamente con leche materna. Nada podría salir mal, me decía cuando escuchaba alguna que otra historia fallida entorno a ese tema.
Llegó el día del nacimiento de Isabela, recuerdo haberla amamantado en cuanto pude y todo salió muy bien el primer día. El segundo tenía más dudas que miedo, el tercero tenía miedo y más dudas. Todo estaba saliendo mal, mi hija lloraba sin parar y mi primera impresión era que no tenía la leche suficiente para alimentarla.
Muchísimas veces me sentí cansada, con ganas de tirar la toalla y dejar la lactancia materna. Todos me daban consejos y ninguno sentía que me funcionaba. Como la mayoría de las madres que no cuidamos la posición y el agarre desde el principio tuve grietas, recuerdo que alguien me sugirió ponerme de las cremas que usan para las ubres de las vacas. Imaginen eso, he escuchado que algunas madres se han puesto hasta whisky con tal de que el dolor salga de su cuerpo.
Logré estabilizar mi lactancia después de algunos meses, llegamos hasta los 2 años 8 meses y fue un regalo que ella me dio a mi antes de dárselo yo a ella. Gracias a eso, en casa amamos la lactancia materna. Ella, mi pequeña Isabela de 3 años 8 meses juega a ser una mamá lactante o que está asesorando a otra que dice que no le sale leche.
Todo lo que pasé hizo que en mi corazón surgiera la inquietud de poder formarme como asesora en lactancia materna. Hoy doy gracias por mis grietas, mis dudas y mis equivocaciones que forjaron el camino hacia mi formación y mi pasión por la leche materna.
Mi rinconcito de lactancia
Ser asesora en lactancia materna me ha permitido conectarme con la naturaleza humana. Estar presente en momentos íntimos de los padres y acompañarlos en el proceso de aprendizaje ha sido un regalo para mi vida y para mi maternidad.
Las madres destapan sus pechos ante mí, me regalan su intimidad para que juntas busquemos soluciones. Cuando llego se despojan de su ropa como si yo cargara dentro de mi maleta la pomada para sanar sus heridas.
Las he visto llorar desesperadas por el dolor y las dudas; porque el desvelo y las dificultades borraron la sonrisa de sus rostros.
Allí estoy yo, viendo sus pechos llenarse de leche mientras sus hijos lo rechazan, aunque la naturaleza dicta que madre e hijo deben estar juntos la vida moderna y las intervenciones cada vez más invasivas las ha alejado más y más de la acción natural de alimentarlos sin dificultades.
Veo a las madres luchar en contra de los mitos y de los comentarios desafortunados de su entorno.
Me llena de emoción ver sus pequeños logros, pasar de las onzas del biberón al pecho y que se dejen llevar por la naturaleza que no mide con mililitros la alimentación de sus hijos.
En mi corazón guardo sus triunfos, y para quienes no lo han logrado guardo el esfuerzo y empeño que le pusieron. Todas son unas excelentes madres para mí, indiferentemente del resultado de sus lactancias.
Me llena de ilusión cuando mi chat se llena de fotos de esos bebés a quienes he conocido y cargado desde las primeras horas de vida. Gracias a ustedes, a sus esfuerzos y sus logros que he confiado con todo mi corazón el proyecto que surgió desde hace un año.
Se trata de El Rincón de Lactancia, un espacio donde comparto con las madres información veraz y actualizada en torno a la lactancia materna.
En ese espacio publico contenido muy cercano a las madres y las familias. Es importante no permitir que los mitos y la desinformación les robe el regalo tan lindo de amamantar con plenitud.
Este rinconcito es inspirado en la metodología de María Montessori, los rincones que ella propone para el desarrollo de los niños son una oportunidad para elegir de manera autónoma, aceptar normas discutidas por todos, respetar la individualidad, permitir a los niños en cometer errores, ofrecer material organizado y al alcance de los niños, organizar el espacio de forma adecuada, crear un medio que permita ser creativo.
Entonces visto desde ese punto de vista, el Rincón de Lactancia es una oportunidad que tienen las madres en elegir de una manera autónoma la alimentación de sus hijos, aceptar normas discutidas por todos como por ejemplo: dar a demanda y sin horarios. Respetar la individualidad de la madre y del niño, permitirse cometer errores durante el proceso. Nosotros de nuestra parte ofrecer material organizado y al alcance de las familias y crear un medio que les permita disfrutar de su lactancia.
Amamantar sin dificultades es posible con información y acompañamiento.