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Seim II

Cuando Jimmy Morales supo que su hijo anhelaba ser reguetonero, experimentó ira. Así que decidió alterar el destino volviendo al pasado, a la niñez de Seim—quien entonces aún era Samuel.

Buscando mantener a Samuel alejado del género urbano, lo inscribió, a la tierna edad de cinco años, en el Conservatorio Nacional de Música, en donde Samuel se inclinó de inmediato por el oboe.

Samuel resultó ser un auténtico prodigio del oboe, al punto que a los siete años ya daba aclamados recitales y ejecutaba piezas para grandes obras de teatro. La mayor parte de su adolescencia, Samuel la vivió con un oboe en la boca y el aplauso de una audiencia entregada en sus oídos. A los diecinueve, Samuel formaba parte de la Filarmónica de San Petersburgo.

Samuel era una estrella del oboe y su padre estaba complacido.

Entonces la tragedia se clavó en la familia Morales en forma de dardo. Uno venenoso que fue introducido en el oboe de Samuel, minutos antes de un evento de gala en Moscú, por alguien interesado en agitar las tensiones políticas de la región. Durante la ejecución de la Scheherazade de Rimsky-Korsakov, el dardo venenoso salió del oboe, impulsado por el aliento y la pasión de Samuel y se incrustó con precisión quirúrgica en la carótida del presidente de Uzbekistán, Oʻtkir Sultonov. El dignatario moriría minutos después ante el revuelo de los presentes y del mundo entero.

Samuel fue depositado en la prisión de Matrosskaya.

Durante los seis años en que Samuel permaneció en Matrosskaya—hasta que finalmente se pudo comprobar que no había sido más que el peón trágico e involuntario de un elaborado complot terrorista—, Samuel tuvo como únicas compañías al estornino ruso que lo visitaba cada tarde en su ventana y al viejo discman que había dejado en la húmeda prisión el reo anterior y que, para su desdicha, no incluía disco alguno.

Un atardecer, el estornino se posó como siempre en la minúscula ventana que ese día se encontraba cubierta de nieve. Samuel notó que el estornino traía algo en su pico, un cd. Samuel tomó el disco del pico del estornino y entonces pudo ver que se trataba de Flow La Discoteka, una creación del dj y productor, DJ Nelson.

El disco se convirtió en la salvación de Samuel. El dulce refugio al vacío tiránico de aquella lúgubre instalación de concreto lo halló en melodías como “Cochiniar”, “Vente Vamos A Bellakear”, “Americano (Loco Mix)” y “Cuando Mi Perra”.

Samuel abandonó Matrosskaya una mañana de abril. Sin embargo, al hombre al que Jimmy Morales por fin pudo abrazar no era el mismo a quien había visto entrar, con lágrimas en los ojos, por los pasillos de aquella cárcel. Ahora se hacía llamar “Seim” y lo único que deseaba en el mundo era manufacturar su propio reguetón.




Seim III

Convencido de que no existía forma de alterar su crianza con la que pudiera evitar que su hijo se convirtiera en interpreté de reguetón, Jimmy Morales regresó de nuevo al pasado, pero esta vez con el fin de evitar que Samuel naciera.

La noche en que Samuel habría de ser concebido, Jimmy corrió al bosque hasta llegar a un riachuelo y allí, sobre la corriente, depositó su descarga. La simiente del ahora presidente de nuestra nación fue hallada por la más hermosa de las dieciséis ninfas de las aguas, quien la tomó y la absorbió llena de regocijo, pues había sido siempre su deseo fecundar un hijo con uno de los hombres de tierra firme.

Meses después, la resplandeciente ninfa daría luz a un varón, a quien llamó “Seim”.




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