Los cobros arbitrarios y los falsos ofrecimientos de los emisores de tarjetas de crédito imagen

Es un día cualquiera, abre su bandeja de entrada y se encuentra con ese molesto estado de cuenta: un saldo de Q850 de consumos que jamás hizo y alguno que otro cargo inexplicable.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Es un día cualquiera, abre su bandeja de entrada y se encuentra con ese molesto estado de cuenta: un saldo de Q850 de consumos que jamás hizo y alguno que otro cargo inexplicable.

¿Le ha pasado? Probablemente sí. ¿Qué ocurre? Los bancos emisores de las tarjetas de crédito suelen cargar un importe por concepto de membresía anual. Este cargo no va necesariamente correlacionado al uso que le haya dado al plástico. Por el contrario, es habitual ver casos de personas que tras años de no utilizar el servicio crediticio les aparece, como por arte de magia, un saldo pendiente, el cual desde luego corre con intereses.

A mí me pasó con un banco del sistema, la semana pasada recibí un molesto estado de cuenta con un saldo de Q850. Después de que mi ojo brincara un par de veces, recordé aquel formulario de cancelación que había tramitado un año atrás, para liberarme del molesto acoso telefónico y de los engaños de los que fui víctima.

Los tres meses que, por desgracia, utilicé el servicio en 2017, fueron suficientes para no querer volver a saber nada de esa tarjeta. Nuestra relación, cliente-usuario, inició con engaños.  Ellos me darían una tarjeta con 10 mil millas de bienvenida para poder canjearlas por boletos aéreos: la primera mentira. 

Sucumbí a la tentación, firmé el contrato, pero antes le repetí al asesor de ventas tres veces mis condiciones para tomar una tarjeta de crédito: no pago membresía, no acepto cargos de seguro sin mi consentimiento y necesito mis millas, que quiero viajar.

Tres incumplimientos

Al primer mes de haber usado la tarjeta recibí un estado de cuenta con un cobro por concepto de seguro, el que desde luego no autoricé. Por supuesto, que no me dieron las millas, pues estas me serían concedidas sí y solo sí si gastaba Q6 mil en el primer mes de tener la tarjeta. Tuve que ir dos meses consecutivos a solicitar el extorno del cargo por concepto de seguro. A la tercera oportunidad llevé dentro de mi saco una tijera y corté el plástico frente a ellos.

Un año después, cuando me sentía libre de los abusos de este banco, recibo un estado de cuenta por concepto de cobro por membresía. Ahí se cumplió el tercer incumplimiento. Fui al banco y gestioné la cancelación del plástico, pero durante meses recibí llamadas acosadoras de supuestos beneficios y hasta increpaciones de ¿por qué no usa la tarjeta? Me ofrecieron mil veces el mismo extrafinanciamiento y siempre argumenté que esa tarjeta tenía una gestión de cancelación.

Me dijeron que tenía saldo a mi favor a lo que les respondí: se los regalo y un año después, hace una semana, recibo un estado de cuenta con un cargo por Q850 por concepto de la membresía anual de la tarjeta que ya cancelé.

Estoy seguro que soy uno del montón. De hecho, la semana pasada un amigo venezolano se quejó conmigo por una serie de mensajes invasivos, de otro banco, en los que se le persuadía, de forma insistente a tomar una tarjeta de crédito. Le enumeraban una serie de pasos a seguir y le exigían una serie de documentos. Estas comunicaciones caían a su teléfono personal, el cual me aseguró jamás había dado a algún empleado de ese banco.

“Cuando yo estaba necesitado de una tarjeta y recién había venido al país, todos estos que ahora me insisten me cerraron las puertas, no me dieron crédito por ser extranjero, ahora que todo marcha mejor me acosan, pero les he dicho que les voy denunciar”, me dijo la vez anterior.

La última vez que un ejecutivo me contactó me ofreció muchas ventajas a cambio de una tarjeta. Desde luego, un interés sobre el saldo pendiente y menor al 3 por ciento. Quería un plástico para mi esposa, pues emprenderemos un viaje pronto y sucumbí, torpemente a la tentación de aceptar el servicio. Esta vez tomé una precaución: leí el contrato antes de firmar y de nuevo el ofrecimiento fue falso.

El interés no solo era elevado del ofrecido (5.81 por ciento mensual) sino que estaba fuera de cualquier margen de competencia en el cruento mundo de las tarjetas de crédito.

Y, a ¿usted le ha pasado algo similar? 

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte