Lo que callamos las mujeres imagen

Solo unas cuantas amigas saben los pormenores de la infidelidad que nos devastó, el dolor de nuestras pérdidas, las lágrimas que hemos derramado para volver a creer en nosotras mismas.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Las mujeres de mi generación, aquellas que rondamos los cuarenta y pico, nos acostumbramos a callar y guardar silencio. Reconocer nuestra vulnerabilidad, confesar nuestros temores o admitir nuestras frustraciones son acciones que se limitan a un círculo muy cerrado.

Solo unas cuantas amigas saben los pormenores de la infidelidad que nos devastó, el dolor de nuestras pérdidas, el doloroso reconocimiento de nuestros errores, las lágrimas que hemos derramado para restaurarnos y volver a creer en nosotras mismas.  

La sociedad o la familia nos han llevado a callar verdades profundas y hechos cotidianos que son más comunes de lo que imaginamos. Hemos crecido, madurado y hasta envejecido con dudas existenciales que están empolvadas en el alma. Reconocer que padecemos ansiedad, insomnio, depresión, calores de la menopausia, que nos avergüenzan esas protuberancias que tenemos debajo del ombligo, que nos sentimos insatisfechas, que hemos tenido ganas de salir huyendo y dejar todo tirado o que tenemos sueños inconclusos, son solo algunos tópicos que, por hábito, mantenemos en silencio.

En agosto de 2018, motivada por mi crisis de los 40´s y el apoyo de amigos y amigas que me creyeron cuando les hablé de la idea, nació el sitio Ladrona de Frases http://Ladronadefrases.com, un lugar inspirado para mujeres, escrito por mujeres. Desde entonces me he sorprendido cómo las columnas han sido un recurso que le da voz a muchas que escriben con el corazón en la mano sobre sus procesos de vida, sobre cómo han superado el divorcio o los fracasos, cómo han lidiado con sus cambios hormonales, el perdón, la maternidad, las pérdidas y lo mejor es que exponen cómo lograron reinventarse.

También ha sido un aliciente leer mensajes de otras mujeres agradeciendo esos temas con los que se identifican. Esta experiencia que sigue su curso me ha llevado a la conclusión que tenemos mucho qué decir y es saludable hacerlo.

Me encanta ese sitio, no solo porque ha sido mi propio recurso para desprenderme del silencio, también porque está hecho por mujeres comunes y silvestres, es decir no son periodistas ni escritoras consagradas –aunque sí tenemos nivel top– son seres humanos que se atreven a exponerse de manera natural, sin el miedo a ser juzgados.

Estoy convencida de que se necesitan espacios para gritar, reclamar, desahogar y terminar con esa cultura del silencio. Obviamente no me refiero a esas manifestaciones exhibicionistas e ideológicas tan dañinas para nuestro género, que además han demostrado que no cambian el panorama sociopolítico del país ni la realidad que nos atañe, pero los diálogos que construimos en sitios digitales fundamentados en nuestra experiencia tienen la capacidad de transformar la realidad de alguien más.

Los cambios sociales más importantes inician en casa. A nosotras, la generación X, nos corresponde hablar con nuestro ejemplo, enseñar a nuestros hijos que su voz y sentimientos son importantes, que los valoramos y estamos dispuestas a escucharlos. En el seno de esa familia -funcional o disfuncional- que has formado es donde se construyen o destruyen los fundamentos que sostendrán a tus siguientes generaciones.

Si queremos hijas más seguras o menos temerosas, subámosles el volumen a sus sueños, resolvamos sus dudas oportunamente, atrevámonos a hablarles de sexualidad, impulsémoslas a que le pongan nombre a sus emociones, hagamos todo aquello que nos faltó y agreguemos los ingredientes de nuestra propia experiencia.

Aun hoy, sin importar nuestra edad, es tiempo de opinar y recurrir a los especialistas para disipar dudas y terminar con esos incómodos silencios, también es válido que nos apoyemos, incluso sin conocernos podemos dejar una palabra de ánimo que edifique la vida de otra. Decir cómo superamos una dificultad da la esperanza que ¡sí se puede y que no está sola!

Todas, en una medida u otra, estamos siendo desafiadas. Personalmente, recibir la oportunidad de compartir mis ideas y pensamientos en este espacio http://www.relato.gt/ me pone ante dos pensamientos. El primero, el cuestionamiento de si soy capaz de escribirle a un grupo tan grande –suponiendo que alguien quiera leerme–; segundo, el miedo de fracasar. No tengo certeza de ninguno de los dos, pero aquí estoy, lista para ser vulnerable, para exponer mi voz y resolver dudas junto a la persona que se apunte cada semana, en este recorrido por un mundo cuarentonamente femenino. ¡Bienvenida!

“Si tus acciones crean un legado que inspira a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser más, entonces eres un excelente líder”. Dolly Parton.

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