Le secuestro a su hijo hoy y lo indemnizo en 38 años imagen

Ni siquiera tengo el valor de intentar imaginar el dolor de la familia Molina Theissen. Cuatro militares fueron condenados a más de 50 años pero la justicia nunca le será suficiente.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

El 27 de septiembre de 1981 marcó la vida de Emma Guadalupe Molina para siempre. Fue retenida y abusada sexualmente. Nueve días después se pudo fugar, sin embargo el ejército se dio a la tarea de buscarla y cuando llegaron a su casa en la zona 19 al no encontrarla secuestraron a Marco Antonio su hermano menor.

Durante las audiencias los acusados protegidos bajo los argumentos de sus abogados negaron absolutamente todo. El argumento más burdo que encontraron fue que el ejército estaba facultado para aniquilar al comunismo.

Y como está de moda agradecer a los militares porque nos libraron de ser una Cuba o una Venezuela muchos han dicho sin argumentos y con una dosis inigualable de ignorancia que la familia Molina Theissen quiere vivir del conflicto.

Hubo más de 13 mil 800 días sin luz para una madre y una hermana que no solo carga el peso de la desaparición de su hermano sino de una violación. Seguramente esta familia imploró conocer el paradero de su hijo, conocer un detalle, algo que les sirviera de consuelo ante la desesperación de su ausencia definitiva.

Como padre no tengo el valor de intentar imaginar el dolor y la desesperación de esa familia. Su lucha les alcanzó para conseguir cuatro condenas que crean un precedente en la historia del país pero que no alcanza para devolver la sonrisa de Marco Antonio. Ninguna justicia será suficiente, no hay años de cárcel ni cifra que mitigue ese dolor.

Pero para los faltos de memoria histórica no existe la empatía, ni los testimonios ni las estadísticas que nos gritan al oído a punto de dejarnos sordos que los abusos del ejército existieron. Más bien se respaldan en argumentos burdos como que este tipo de personas quieren vivir de su sufrimiento, cuando ni siquiera se ha establecido si la forma de resarcimiento será económica o simbólica.

Qué falta de empatía y qué perversos sentimientos tienen aquellos que han insinuado esa macabra teoría. ¿Acaso no son padres o hermanos? ¿Es indemnizable el secuestro y desaparición de un adolescente inocente que poco o nada sabía de un conflicto de adultos?.

Hagamos un trato: le secuestro a su hijo hoy y lo indemnizo en 38 años. Le garantizo mucho dolor en el proceso y un juicio traumático que lo hará revivir una y otra vez el episodio más oscuro y doloroso de su vida. ¿Acepta?

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