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Muchas se ofenden porque en el día de la madre todos los electrodomésticos están en oferta. Nos regalan una lavadora o una licuadora en ese día especial ¿es ofensa o halago?.

Recientemente leí en un blog una mamá indignadísima con la licuadora que le dieron el día de la madre. “Me dieron un regalo que era para todos, eso no es regalo es trabajo” reclamó.

En varios sitios de internet hay listas casi interminables de los peores regalos para ese día, las protestas varían desde: perfumes baratos, flores cortadas en el jardín, ropa interior, medias, ollas y tarjetas compradas.

No sé en qué momento nos volvimos tan materialistas, el día de la madre ni siquiera tiene una historia clara de su celebración. Más bien, para algunos críticos es un invento de la industria para hacer crecer las ganancias comerciales y explotar el día de la mejor manera para su conveniencia.

Mientras se disputa el verdadero significado el día se llena de festejos, te regalan un chocolate, tus hijos te abrazan y te invitan a un agasajo en el colegio por el que seguramente te desvelaste un día antes confeccionándole el trajecito para que saliera en el acto. A veces las sorpresas son tan implícitas que es mejor disfrutarlas mientras duren.

No se si es el mejor día para nosotras, pero si podría ser el peor para algunos maridos que deben atender las exigencias de una mamá que desea el regalo ideal. Pero ¿Cuál es el regalo ideal?.

En lo personal amo la cocina, este año quisiera una freidora de aire que me permita hacer platillos sanos, desde hace tiempo la quiero comprar. Podría pasar horas en el área de cocina de un almacén eligiendo mi regalo del día de la madre porque me encanta cocinar. Me ofendería enormemente que me regalara un perfume o una cartera, porque definitivamente no son mis prioridades en mi vida como mamá, esposa, mujer. 

En lo que esperaría que coincidieran conmigo es que el regalo ideal es el que se da con amor, aunque suene cursi. Claro está que hay que tener cierto sentido común. Si a ella no le gusta la cocina, regalarle una licuadora sería una ofensa. O disfrazar un regalo del día de la madre para cambiar el horno microondas me parece una historia sacada de una película de horror. 

Pero el peor regalo es el que se da sin amor o por compromiso. Así que no se molesten si los esposos no le atinan al color de la blusa, nada que un ticket de cambio pueda arreglar.

Aunque debo confesar que hace un par de años dejé de desear cualquier accesorio para la cocina o flores para este día, lo que más valoro hoy es que me den regalos que perduren en el tiempo. Que el mundo reconozca la labor de las madres, que haya armonía entre el gremio, que los maridos dejen de delegar cosas exclusivas para las madres como cambiar el pañal, que se involucren en absolutamente todo es el mejor regalo. 

Propongo no festejar un día que podría ser más mercadológico que sincero, más bien festejarla todos los días del año. Hay hijos sin mamá y mamás sin hijos, la maternidad no siempre es estar presente sino estar lejos o no estarlo. No todas son mamás pero todos somos hijos, entonces es un pretexto para abrazar a cualquier madre que tengamos cerca. 

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