Hablemos de aborto sin citar a Dios imagen

Hablaré del aborto y no citaré a Dios para defender la vida. Mi fuente de información será la realidad de muchas mujeres y trataré de ser lo más empática posible.

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Escribiré del aborto y no citaré a Dios para defender la vida. Mi fuente de información será la realidad de muchas mujeres y trataré de ser lo más empática posible.

Juzgar el aborto desde la comodidad de mi casa, cuando he tenido dos embarazos deseados, tengo un esposo, un hogar, un trabajo y las posibilidades de tener acceso a un hospital privado es algo realmente difícil.

Difícil cuando oigo la historia de Marta, la niña de 11 años que fue violada por su padrastro y que se enfrentará a una maternidad precoz y precaria. Entre la ruralidad y entre la pobreza de su realidad.

Entonces la opción del aborto se hace latente, todos lo piden a gritos. Mientras defiendo la vida muchos me cuentan historias parecidas a la de Marta. Luego viene un golpe aun más fuerte ¿Si fuera tu hija?. Demasiado duro para seguir con mi argumento. 

El aborto es la medida desesperada de una sociedad que por años no ha invertido en las mujeres, en la salud materna, en la salud mental , en educación ni justicia para ellas.

Lo más fácil es pensar en el aborto, seguro y legal. Suena como la solución de un cuento horrendo que podría tener un final feliz. Pero por años no hemos invertido en nuestra realidad, querer cambiarla con el aborto es mediocre e incoherente. 

Tampoco hemos invertido en sus familias, para que tengan trabajos dignos y bien remunerados, no hemos invertido en la justicia para que haya una cultura de denuncia y que los violadores se pudran en la cárcel. 

Antes de pensar en el aborto y llenar nuestras redes sociales de corazones verdes envidiando a las leyes Argentinas debemos de darle un vistazo a nuestra realidad, a nuestro pasado y presente. ¿Qué podría cambiar?.

He leído comentarios que dicen que prefieren el aborto para que esos niños no sean pandilleros en un futuro. ¿Cómo nos atrevemos a augurar un futuro tan cruel para un niño que ni siquiera ha nacido?.

A estas mujeres regalarles “el privilegio” del aborto es volverlas a violentar. Les estamos mandando un mensaje cruel: “No importa si te violan, tienes acceso a un aborto legal y seguro pero te devolvemos a tu misma realidad, a vivir a unas cuadras de tu violador”.

Yo digo NO al aborto, no por católica o moralista. Digo no al aborto porque no quiero que esas mujeres sigan siendo violentadas por el estado que les promete acceso a un aborto seguro cuando por años no les asegura ni siquiera una atención prenatal digna. 

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