Digno y al mejor estilo de una película de Hollywood, Guatemala vivió días como un pueblo fantasma. Esa sensación de soledad afecta a quienes vivimos en sociedad. Puede llegar a ser aterrador y más en un contexto como el de una pandemia. Así quedó inmortalizado el toque de queda.
De repente, las calles se vaciaron y el tráfico de la ciudad se esfumó por completo, esta es la historia de lo que puede ser considerado un año atípico e inédito en la historia de Guatemala y del mundo. Fue el 13 de marzo de 2020, una fecha que quedará para la historia, cuando Guatemala sufrió un giro de 180 grados en su diario vivir. El presidente Alejandro Giammattei anunciaba el primer caso de COVID-19 en el país.
Lo importante de documentar hechos históricos es que nos hacen construir memoria y representar lo que se vivió en momentos determinantes para la sociedad. Como dice el refrán una imagen vale más que mil palabras y aunque cunda la incertidumbre y la zozobra todo es aprendizaje en esta vida.
Nuestras rutinas cambiaron para siempre, pero es importante comprender como dice el refrán: “Hay que ser feliz no porque todo sea bueno, sino porque puedes ver lo bueno en todo”. Y no cabe la menor duda que de esta situación tenemos que salir fortalecidos.
Es importante nunca perder la pasión por alcanzar nuestros sueños, por mantenernos alertas y reinventarnos cada día, quizás, solo quizás esa sea la mayor lección de esta pandemia. Que el miedo no nos paralice, sino que nos impulse a salir de nuestras zonas de confort. Todo en la vida es una cosa de perspectiva y es mejor morir en el intento que parecer muertos vivientes.
