Grooming y sexting, dos amenazas a la familia guatemalteca imagen

El Internet es una herramienta bastante útil y enriquecedora, si es bien utilizada. Sin embargo, también constituye un peligro para niños y adolescentes. ¿Cómo evitar que se convierta en una amenaza a la familia?

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El pasado 16 de febrero, el Congreso de la República de Guatemala aprobó el Decreto 11-2022, el cual modifica el Código Penal para incluir dos delitos contra la niñez y adolescencia: seducción y chantaje a niños, niñas y adolescentes por el uso de tecnologías de información. 

Con esta modificación, cualquier persona que, a través de medios tecnológicos (redes sociales, teléfonos o computadoras, entre otros) contacte a un niño o adolescente para solicitar material pornográfico propio o de un tercero, tener relaciones sexuales o facilitarlas con un tercero, o facilitar la comisión de cualquier delito contra la libertad o indemnidad sexual del niño adolescente, así como cualquier persona que amenace a la víctima con difundir material con contenido sexual o pornográfico propio, será sancionada con 6 a 12 años de prisión.

Los padres de familia y maestros ahora tienen otra herramienta más para conocer y denunciar los delitos cibernéticos, los cuales, en tiempos actuales, lamentablemente se han vuelto una constante, especialmente por el uso de redes sociales y plataformas de interacción social como Instagram, Tik Tok, Facebook y distintos juegos de rol.

El Internet es una herramienta bastante útil y enriquecedora, si es bien utilizada. Las redes sociales también han servido para comunicarse como nunca antes. Sin embargo, el Internet y las redes sociales constituyen un peligro para niños y adolescentes cuando estos navegan sin supervisión de sus padres. Una simple búsqueda inocente puede terminar en uno de los miles de sitios pornográficos o en el peor de los casos, en una interacción entre víctima y agresor.

Según la unidad de Crimen Digital de Microsoft, cada segundo 12 personas son víctimas de estos delitos. Entre 2019 y 2020, los casos de ciberdelitos en Guatemala aumentaron un 75%, según la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de personas (SVET). Debido a la pandemia del COVID-19, la infancia y adolescencia corren un mayor riesgo de sufrir ataques en línea. La Sección de Delitos Cibernéticos de la Policía Nacional Civil reportó que contribuyó a investigar al menos 733 casos durante 2021.

¿Cuáles son estos delitos?

Aunque las redes sociales han servido para que agresores contacten a sus víctimas para delitos sexuales como la trata y explotación de personas, usualmente los que más se conocen son el “sexting” y el “grooming”. 

“Grooming” o seducción en línea

Son las acciones que un adulto realiza, a través de mentiras y engaños, para ganarse la confianza de un menor de edad usando las tecnologías de información. El agresor utiliza perfiles falsos, pero atractivos, para generar confianza, expresando los mismos gustos, utilizando el mismo lenguaje y estando presente, logrando simpatizar con la víctima. 

Construir un vínculo amistoso y hasta romántico con la víctima es vital para el agresor, ya que logra obtener la edad, ubicación y necesidades del menor y, eventualmente, lograr un encuentro en persona. El agresor también solicitará fotos íntimas o información personal para ejercer presión y chantajear a la víctima.

Sexting

Es el envío o recepción de contenido de tipo sexual, principalmente fotografías y videos, los cuales son producidos por alguno de los dos involucrados  a través de de las tecnologías de información. Con engaños, el agresor solicitará fotografías íntimas de la persona y las utilizará para obtener información u otros favores.

Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la captación de menores en la red con fines sexuales puede tomar minutos, horas, días o meses, según los objetivos y necesidades del agresor. Se estima que un agresor puede tardar 12 minutos para lograr que su víctima se quite la ropa y tome fotografías. Son números preocupantes y no hay duda de que constituye una amenaza para la familia.

Por ello, la prevención es un paso importante para erradicar estos delitos. Este proceso de prevención del delito debe comenzar en el hogar a través de la familia e inicia con el conocimiento de los peligros que existen al navegar en Internet. Como padres de familia, tutores legales y maestros es fundamental tener “los ojos bien abiertos” y la iniciativa suficiente para colocar reglas que protejan la integridad de los más pequeños.

¿Qué pueden hacer los padres?

  • Estudiar y conocer el tema: es importante que los padres sepan cómo funcionan las principales redes sociales, así como cuáles son los delitos sexuales para saber identificarlos.
  • Establecer reglas para el uso de dispositivos móviles y computadoras: es importante determinar a qué edad se le dará al niño acceso a un teléfono móvil, los horarios en que puede usarlo y los sitios web a los que puede ingresar. Además, los padres pueden monitorear la actividad digital de sus hijos y establecer filtros y restricciones de páginas y plataformas.
  • Cuidar amistades: conocer los amigos de los hijos es importante para saber de qué conversan, qué gustos y pasatiempos tienen, así como de qué ambiente familiar provienen y así, saber qué influencia tendrán en nuestros hijos.
  • No creer que es exagerado: recordar que es mejor ser considerado un padre estricto en cuanto al uso de Internet a que suceda una tragedia en la familia. Durante la infancia y adolescencia, las reglas que se establezcan en casa influirán positivamente en la prevención de delitos sexuales.
  • Generar un ambiente de confianza entre padres e hijos: los padres deben construir una comunicación efectiva con sus hijos, de modo que estos tengan la confianza suficiente para contarles sobre cualquier problema que estén viviendo o si se sienten en peligro.
  • Conocer rutas de denuncia y tener un plan de acción: como familia, deberán tener claro el plan de acción en caso de un delito de este tipo y las rutas de denuncia, así como tener a la mano contactos de emergencia y de seguridad, como la Policía Nacional Civil.
  • Buscar ayuda: está claro que una situación como esta genera problemas dentro de la familia y la persona misma, por lo que buscar ayuda psicológica no debe ser considerado alocado, sino necesario. 

Los agresores existen y utilizan cualquier forma posible para acercarse a sus víctimas. Los delitos sexuales producen un daño irreversible para la integridad de la persona y la familia en general, pero también la prevención y erradicación se encuentra en la misma familia. Fortaleciendo la comunicación y los lazos afectivos, así como estableciendo reglas en el hogar, se puede evitar una situación como estas, que claramente atentan contra la familia como institución. 

Enfrentarse a estas situaciones en familia y como país es una estrategia efectiva y necesaria para generar una cultura de vida en la que el abuso de cualquier tipo simplemente no sea tolerado.

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