Ganó la Sandrofobia ¿Superará este nuevo anti voto de Torres a lo que hoy  tenemos? imagen

Por segunda vez en la era democrática un candidato a la presidencia logra revertir el resultado en el balotaje. Serrano Elías fue el primero en conseguirlo.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

La Unidad Nacional de la Esperanza –UNE – es el partido político más exitoso en la era democrática. Los verdes disputaron el domingo último su cuarto balotaje (2003, 2007, 2015 y 2019) y perdieron el mismo por segunda ocasión consecutiva. De nuevo se ahogaron en la orilla y no pudieron manejar la aparentemente cómoda ventaja, de más de medio millón de votos, de la primera vuelta.

Los verdes sucumbieron quizás a la testarudez de su máxima dirigente, quien fue incapaz de permitir la construcción de nuevos liderazgos y permitió la propagación de la Sandrofobia, esa que nos llevó al desgobierno actual y que nos pasará la factura por otros cuatro años más.

Los de la UNE, que tendrán una bancada mayoritaria en el Congreso de la República, han demostrado que tienen cuadros fuertes en el interior y una estructura partidaria sólida, la cual no pudieron canalizar a su favor. Torres obtuvo alrededor de 1.4 millones de votos, pero únicamente pudo sumar unos 300 mil nuevos, mientras que Giammattei se quedó con la gran mayoría del voto huérfano para ser el ungido de los guatemaltecos con poco más de 1.9 millones de sufragios.

¿Por qué no le ha alcanzado a Sandra Torres, candidata presidencial de los verdes, esa fortaleza partidaria para quedarse con la banda azul y blanco? Sencillamente porque su figura genera rechazo, animadversión e incluso odio.

Hay muchas razones justificadas y hay otras que no lo son. La candidata verde fue vinculada a financiamiento electoral ilícito. Delito al que también se le atribuye al actual gobernante y al anterior… y al anterior… y al anterior y yo diría a todos.

Hay quienes la detestan porque aseguran que ella cogobernó con Álvaro Colom y que usurpó funciones que no le correspondían. En efecto Torres lideró el Consejo de Cohesión Social e impulsó programas sociales, que no tardaron en desvirtuarse y en convertirse en clientelares, asistencialistas y populistas.

Dichos programas fueron mal replicados por el Partido Patriota, quienes perfeccionaron el clientelismo de los mismos. Roxana Baldetti, la vicepresidente de Otto Pérez Molina, junto con otros funcionarios impresentables como el prófugo Alejandro Sinibaldi no tardaron en montar quizás la estructura más corrupta y saqueadora del Estado antes vista.

Desde luego que Torres cometió errores imperdonables, como la utilización de la ley de femicidio como mecanismo de censura para un medio de comunicación impreso, las descalificaciones burdas y peyorativas al fiscal de la Feci, por liderar la investigación en su contra, entre otros aspectos. Sandra es la gran responsable de su segundo fracaso consecutivo, no supo darle una lectura correcta al  anti voto, no quiso ceder su espacio a otro candidato y tuvo un discurso confrontativo que acrecentó su rechazo, principalmente en el voto urbano y de capas medias.

Sandra y el discurso de “la otra Venezuela”

Pese a su cuestionable trayectoria, Torres tiene algún conocimiento de la “cosa pública” que se hubiese podido aprovechar, tenía a su lado a un ex canciller con una carrera rescatable y un equipo que podría haber hecho un trabajo por lo menos un dejo menos lamentable que el desgobierno actual.

Pero ganó la Sandrofobia, que sin temor a equivocarme en ocasiones coqueteó con la misoginia y al rechazo de algunos, quizás inconsciente de ser gobernados por primera vez por una mujer.

A la Sandrofobia se  le sumó un muy bien hilvanado discurso de la “otra Venezuela”, mismo que resulta ingenuo creer, en principio porque la UNE es en realidad un partido  más cercano a una derecha moderada, que a una izquierda comunista.

No obstante la puesta en palestra de esa posibilidad, más el hecho de que Sandra es una “vieja”, “tarántula”, “fea” (descalificaciones usualmente utilizadas de forma pública) y demás fue una estrategia bien ejecutada por las posiciones de derecha ultraconservadoras que sembraron un miedo injustificable en las capas medias y en los tomadores de decisión para evitar la llegada de Torres al poder y privilegiar la candidatura del ultra derechista Giammattei, quien  es apoyado por las mismas estructuras militares que respaldaron al actual dignatario.

En ese contexto la Sandrofobia se instaló, tal cual elefante blanco, para quedarse con la silla presidencial y velar por los mezquinos intereses de la derecha más recalcitrante del país. Me queda claro que Torres no era la mejor opción para Guatemala, pero también tengo la lucidez de saber que el presidente electo tampoco es una alternativa presentable.

Lo cierto es que la Sandrofobia ganó de nuevo, junto a las cúpulas militares y la ultra derecha. Quizás muchos hayan olvidado que ocurrió la última vez que la ciudadanía acudió a las urnas a votar en contra (no a favor) de Torres.

Lo cierto es que si la UNE sobrevive, su principal líder deberá plantearse la idea de hacerse a un lado y buscar otros espacios de participación más allá de la  candidatura presidencial, pues claramente el voto anti Sandra se instaló para quedarse.

Es necesario recordar que  última vez que ganó el anti voto de Sandra  obtuvimos un desgobierno con oleadas de incapacidad y caudalosos baldes de prepotencia,  cuadros de clientelismo,  escenas de nepotismo y demás. ¿Superará este nuevo episodio de Sandrofobia al actual? Ya lo veremos.  

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte