Finalmente Libre imagen

Amanda, valientemente comparte con el lector “Tenía siete años cuando todo empezó…”.

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ESTA ES MI HISTORIA… Así empieza mi conversación con Amanda Midence, autora guatemalteca del libro FINALMENTE LIBRE, en el cual nos detalla los efectos de la violencia sexual de la que fue víctima cuando era una niña y su lucha por sobrevivir.

     De entrada, he de decir que el encuentro con este libro representó para mí una “una sorpresa y un hallazgo”.

     “Sorpresa” porque me ha parecido admirable la capacidad de la autora para poder plantear de forma clara y sencilla su historia y su proceso para sanar.

      Y “hallazgo” porque pienso que este libro expone y plantea la importancia de abordar el tema abuso sexual, no desde una perspectiva de morbosidad, sino como una herramienta para poder proteger a nuestros hijos/as. Es un llamado a saber que la mayoría de los abusos a menores los cometen personas cercanas, personas conocidas que tienen fácil acceso a ellos, y que el silencio que rodea esta experiencia es lo que permite que la situación se siga manteniendo.

                                           En palabras de la autora, “este es el libro que yo hubiese querido leer cuando salí a la luz”.

      Amanda busca dar respuesta a la interrogante que la acompañó por muchos años: ¿POR QUÉ A MÍ? Un reto importante que, en sus palabras, consistiría en: “No voy a cargar con la vergüenza y la culpa que me hizo sentir este señor… Yo merezco ser feliz”.

El abuso en la infancia es un evento que provoca creencias irracionales sobre uno y también altera la manera que uno se relaciona con el mundo.

                                        Amanda, valientemente comparte con el lector “Tenía siete años cuando todo empezó…”.

     FINALMENTE LIBRE narra una historia que se repite y está presente, que es incómoda y nadie se atreve a ventilar. Preferimos ser cómplices y callar. El silencio se vuelve un aliado.

                                   A través de los capítulos vemos emerger las diferentes figuras y rostros de la violencia sexual y sus consecuencias.

     Llegado el momento, Amanda me cuenta que luego de mucha terapia y sanación, logra tener a su verdugo frente a frente y le dice:  Usted traicionó a mis padres y abusó de su hija. Hoy, yo le devuelvo todo lo que me hizo y LO PERDONO”.

                                               Y entonces dice: “ENCONTRÉ LA PAZ Y PUDE PERMANECER EN ELLA”.

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