Son las 9 y media de la noche, dejo mi automóvil en la calle frente a una tienda cerrada, allí están unos jóvenes, todos me ven de pies a cabeza, como estudiando qué voy a hacer. Luego se oye un chiflido, es mi contacto. El grupo al ver quién viene a mi encuentro se relaja y me sonríen, no hay problema. En la Colonia Primero de Julio, el ambiente que se vive es de terror, ya que la amenaza que representan los pandilleros es de muerte y es real. Pero los vecinos cansados, se organizaron y ahora han conformado un grupo de vigilantes, de guardianes que aseguran no se dejarán de ningún ladrón ni marero.
La reunión se lleva a cabo en un parqueo, en donde me espera una nutrida agrupación de personas de todas la edades. Todos llevan puestos pasamontañas y piden que por favor no tome fotografías, ya que no quieren arriesgar a sus familias a sufrir algún ataque de venganza o represalia por parte de los pandilleros.
El único que autoriza tomar una foto es su líder, a quien llaman Pie Grande, quien al ponerse de pie deja sin duda el porqué de su apodo. Alcanza fácil los dos metros de estatura. Es el que lleva a cabo las reuniones y junta al numeroso grupo, que según me asegura, llega a más de 150 personas, distribuidas en distintos sectores de la colonia.
¿Que pasa en la Primero de Julio? Contame por favor, le pregunto mientras caminamos en una calle de la colonia. “La situación en el lugar se está agravando cada día más, y luego del asesinato del repartidor de agua, nos hartamos de tanta delincuencia hacia nuestros vecinos en las calles y nuestros hijos. Ya no se puede. Nuestra colonia era tranquila, nunca se había dado esta ola criminal, por lo que nos volvimos a organizar”, me asegura Pie Grande.
“Antes de todo esto habíamos estado organizados, pero se perdió la unidad y eso llevó a que los ladrones y mareros aprovecharan. Por eso vamos a volver a retomar el tema, porque esa seguridad que se tenía antes la vamos a lograr de nuevo. Ya no se puede poner ni el más humilde puesto de venta, porque rápido van a cobrar #extorsión. Entonces, hay que hacer algo. A todos nos cuesta ganarnos nuestros centavos, para que alguien venga fácil solo a poner la mano y robar el trabajo honrado de la gente. Vamos a tomar cartas en el asunto”.
“MARERO VISTO MARERO MUERTO, ese va a ser nuestro lema”
“Así es como los pandilleros están poniendo la pauta, y nosotros no nos vamos a dejar intimidar por ellos, ya que amenazan que si no se paga la extorsión es la muerte, pues nosotros decimos MARERO VISTO MARERO MUERTO”.
“Las medidas que ha tomado el alcalde Neto Bran están bien, principalmente en el campo de fut, allí hay escuela, dispensario, pero no estamos muy contentos con las prohibiciones a tiendas. Lo que tiene que hacer es poner orden. Que establezca verdaderos horarios y quien no cumpla que se tomen las medidas correctas”.
El grupo me acompaña al carro y se despiden. “Se acerca el aniversario 50 de la Colonia”, menciona Pie Grande antes que agarre camino, “te deberías dejar venir y compartir un rato. Vas a ver que vamos a tener bien cuidado el evento”. Gracias papaíto le contesto y me voy. En el camino observo las calles vacías de la colonia. Pienso en cómo la falta de seguridad y justicia hace que algunos buenos chapines desconfíen de las autoridades y decidan tomar la justicia por su mano, arriesgándose a entrar en una guerra, en la cual podrían salir sin vida.
