En boca de Pali: Así fue como conocí a los Gunas, el pueblo escondido en el Caribe panameño PARTE 2 imagen

Continuación del relato de cómo conocí a los Gunas, de Guna Yala. Esto, narrado por el bisnieto del antiguo cacique de la comarca, Pali Guiguiña, al atravesar Panamá en un jeep blanco.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

Pali Guiguiña no cumple con los estereotipos de “indígenas nativos” que cualquier lector podría dibujar en su cabeza al momento de leer sobre Guna Yala, el caribe panameño y sus costumbres. Pali usa un par de jeans muy a la moda, una camisa negra de manga corta, con cuello en V, y tiene un sombrero que guarda en su jeep blanco. Pareciera más un Indiana Jones panameño de la década del 2000, que el nieto del antiguo cacique de Guna Yala. Pero así como la vida juega con las perspectivas y las imágenes, los relatos permanecen intachables, se cuenten cuando se cuenten. 

En boca de Pali (Parte 2)

A usted ya le conté bastante de la historia del pasado de los Gunas. ¿Qué más quiere saber del presente?

Quería saberlo todo. El viaje incómodo me había resultado intelectualmente placentero al escuchar tanta riqueza histórica que salía por la boca de un hombre que, aunque aparentaba todo, menos academia, había engullido los libros de su abuelo, los mapas del mundo y sabía cada detalle sobre su amado pueblo Guna. No tuve que decir nada para que Pali comenzara a contarme lo que él quería decirme. En el poco tiempo que llevo ejerciendo como periodista, he aprendido que hay conversaciones de conversaciones: aquellas en la que tu tienes que demostrar control para obtener la información que necesitas y aquellas en las que solo debes permanecer inmóvil, audaz y con cara de póker, porque será el entrevistado quien te lo de todo y más. Esta era una de esas “entrevistas”. 

Voy a contarles, a los que estén despiertos (o sea, solo yo), sobre nuestro liderazgos y caciques. Quiero que sepan más sobre la idiosincrasia Guna. Aquí, los abuelos dicen que si no sabes nada de tu tierra, no eres nadie. Tiene que hacer el amor con tu tierra y por tu tierra. Para un Guna, lo más importante es el conocimiento de sus raíces. Ahora, si amas otra tierra, no puedes estar aquí porque entonces inconscientemente querrías que tu tierra fuera como la otra tierra, como esa a la que amas. Si vienes de afuera, traes amor de afuera, y no el amor de adentro. Puedes irte, pero no regreses, porque el amor con el que regresas no interesa al Guna. El Guna ama lo suyo.

Me limité a mirar al frente. No sabía si estaba de acuerdo con lo expresado por Pali. Sus palabras habían dado con la consciencia de un viajero frustrado (frustrado porque no he ido a todos los lugares donde quisiera). Estar enamorados del mundo y de toda su diversidad no necesariamente erradica el amor por lo propio, por nuestra tierra. Al contrario. Nutre nuestro amor por la humanidad, la naturaleza y la belleza, y ello repercute positivamente en nuestra tierra. Pero bueno, quizás por eso yo no había nacido en Guna Yala…

Ahora escuche los datos: 31, 655 habitantes Gunas hay hoy. Llueve los 365 días al año. Nuestro país está conformado por 400 islas. Hay 49 comunidades: 38 en islas y 11 en la costa. Somos un pueblo marítimo. Somos un pueblo de naturaleza impresionante. Solo escuche: tras el tsunami del 7 de septiembre de 1882, que arrasó con muchas islas, ahora tenemos piscinas naturales que son bancos de arena sumergidos y que la mayoría de turistas visitan. Usté se va a bañar ahí. And swim, you know. Además, escuche bien, 50 ríos existen en la comarca Guna y en los ríos todavía se pueden encontrar perlitas de oro… Pero nadie las saca porque son un recuerdo de la sangrienta conquista y despojo. Esas se quedan ahí, como el recuerdo duro de la exterminación Guna, pero también como un símbolo de lucha. 

Ese. El simbolismo. Otro factor que une historias de los antepasados en casi cualquier país. Los “símbolos” que traen con ellos una oleada de historia y sentimentalismo, son para mí de los aspectos más importantes al momento de contar una historia o de hacer un radiografía de un pueblo. Ese pensamiento me llevó a observar un detalle que había pasado de largo durante todo el camino. Al lado del timón, cerca del retrovisor del conductor, había un cuadrado de tela con unas franjas verdes, amarillas y rojas. Era una bandera, tenía que serlo. No me importaron las reglas e interrumpí la descripción paradisíaca que Pali daba sobre la riqueza natural de Guna Yala…

¿Y eso qué es, Pali?

Me vio con una mirada pícara. Primera pregunta/interrupción que no le irritaba. Quizás estaba esperando a que alguien lo preguntara. Se le hincharon los ojos de orgullo y, tomando el trozo de tela entre su mano izquierda, me lo dio para que pudiera tocarlo. 

Es la bandera Guna. Le cuento, le explico. Listen. El color rojo es sangre de los abuelos, amarillo es la integridad Guna, verde es la naturaleza. Y las 8 estrellas son “Ibeler y sus 6 hermanos y su hermana”, que lucharon contra los españoles con arco y flecha para defender a las 10 familias que se dividieron para ocultarse de los españoles. La hermana de Ibeler quedó sin cabello, porque lo usó para que sus 7 hermanos construyeran sus arcos y pudieran atacar a los españoles. Los antebrazos son de los 2 líderes que organizaron la batalla del 25 de febrero: el Cacique (Olo Nibiliguiña) y el chamán (Nele Gandur). Todos los que entran a Guna Yala tienen esta bandera. Quienes no la porten, 500 dólares de multa.

No esperaba menos de la historia de la bandera Guna. Aunque lo que más impresionó fue la multa; el patriotismo sí era una cosa seria para los isleños. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fueron esas palabras: “el chamán”. Me había dado en la llaga. Fanático de los diversos modos de interpretar el mundo -múltiples cosmovisiones-, me invadieron mil preguntas. Magia, religión, creencias, costumbres. ¿En qué creerían los Gunas?

Estaba esperando que me preguntara de eso. Usté, que es tan curioso. Cómo le explico, ese tema es complejo. Del pueblo Guna nace el Chamán, preparado con la sabiduría de Dios. Papá Dios (Baba) crea al Chamán al ver que los Gunas andan rondando en la tierra sin rumbo. El Chamán es un enviado de Baba para guiar al pueblo; tiene algunos poderes de Papá Dios, aunque no todos. Las leyes de Dios son las leyes de Baba y Él viene a enseñar no a que le enseñen y busca cumplir todo eso que le quedó pendiente a Dios. Ya sabe, que no le dio tiempo de enseñarnos. Pero bueno, para ser Chamán se nace. Sabe, el 99 por ciento de las madres de un chamán han muerto, porque el chamán no necesita madre ni nadie que le enseñe. La madre, entonces, pierde su función y encuentra la muerte. Así de simple. 

¿Y quién cría al Chamán? Digo, alguien lo tiene que amamantar, proteger, alimentar…

Sí, sí, esa es la tía. O la abuela, o quien sea. Pero la madre, no. Ella muere, es parte de. Si no muere madre, no ha nacido un chamán. Entienda que se hace el ritual para el reconocimiento del Chamán, que dura una semana. Y before you ask, el chamán no es cualquiera. Anuncia su llegada. Por ejemplo, antes de nacer, un chamán se nota: la madre en el embarazo nota un proceso distinto. El Nele -que es como en idioma Guna, se dice “chamán”- empieza a hacer cosas: comienza a poner marcas en su casa; la madre, a veces, lo ve fuera del vientre, siente olores…

Hubo un gran silencio. Algunos del jeep ya habían despertado y lo que acababan de escuchar no era necesariamente un catalizador de sueño. 

Hoy por hoy existen solo 2 chamanes en Guna Yala. Un hombre y una mujer. Agradezca que ahora están en paz, porque cuando pelean… ¡No quiere estar ahí! Pero ahora conviven. No sé por qué quiso Baba que hubiera dos chamanes, pero los hay. Eso sí, en pleno verano, la Chamán mujer deja caer rayos. En pleno invierno, el Chamán hombre saca al sol. Nuestro líder, el Zaira Duma, Cacique de Guna Yala, se llama Olo Guaini y ha aprendido a manejar el poder de los chamanes. Vivimos en armonía. No podemos pelearnos, menos cuando la amenaza del blanco sigue por ahí, rondando. 

De pronto, el jeep se detuvo. Frente a nosotros, el mar azul y el olor a sal nos esperaban. Los Gunas habían preparado un barco de madera (lo que en Guatemala llamaríamos “tiburonera”) para llevarnos a tres islas y algunas “piscinas de mar”. 

Anaimar Nuegambi significa “amigos, bienvenidos. Bienvenidos a Guna Yala…”

La aventura comenzaría ahora, aunque para mí había iniciado desde el momento en que puse un pie en aquel jeep planco y Pali Guiguiña abrió la boca. 

Todas las noticias, directamente a tu correo

Recibe todas las noticias destacadas de Relato.gt, una vez por semana, 0 spam.

¿Tienes un Relato por contar y quieres que nosotros lo hagamos por tí?

Haz click aquí
Comparte
Comparte