El papá que cambia pañales no ayuda, hace su trabajo imagen

Quiero invitar a todas las mujeres a dejar de ver al padre de nuestros hijos como el colaborador de nuestra maternidad.

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Quiero invitar a todas las mujeres a dejar de ver al padre de nuestros hijos como el colaborador de nuestra maternidad.

Siempre he dicho que las mamás millennials somos las que enfrentaremos cambios drásticos en la manera de ver nuestra vida y la de nuestra familia. Somos esa generación necesaria para cambiar el futuro. 

La mayoría de nosotras crecimos con algunos modelos machistas en la dinámica familiar de nuestros padres, y la idea es no heredar estos patrones a la siguiente generación.

Muchos crecimos escuchando frases dirigidas a nuestras mamás, como:

“Qué me vas a preparar de cenar”.

“No tengo camisa planchada”.

“Qué sucia tienes la casa”.

Hace unos meses le tomaba fotos a mi esposo mientras cambiaba un pañal, luego reflexioné y me dije: “Él difícilmente me tomaría una foto cambiando un pañal” porque socialmente es aceptado y normalizado que quien cambia los pañales es la mamá.

Y sí, llenamos las redes sociales de fotos de agradecimiento a nuestra pareja: “Gracias amor por ayudarme, eres el mejor papá”. No estoy en contra de la gratitud, pero cuando se trata de hacer tareas para el hogar y que tienen que ver con el bienestar de nuestros hijos, el agradecimiento al apoyo está de más. Los padres no apoyan ni ayudan, hacen su trabajo.

Hay patrones solapados de machismo, perdón si me leo como una feminista extrema que odia a los hombres. Pero no los odio, tengo un esposo maravilloso que me ha acompañado en este camino de redescubrir la identidad de género en nuestro hogar.

No ha sido fácil, pero poco a poco hemos quitado ciertos patrones que nos dividen con ciertas tareas normalizadas para cada género.

Padres de niñas

Desde que nos convertimos en padres de dos hijas, nuestro mundo no solo se tiñó de rosa y de princesas, sino de conciencia.

Aprendí que si bien se le dan las gracias al papá por cambiar el pañal o lavar los platos, mientras mamá hace otra tarea, es su plena obligación hacerlo. No nos están ayudando ni apoyando, están haciendo lo que les corresponde.

Poco a poco hemos cambiado, incluso, el lenguaje con el que hablamos. “Gracias por ayudarme” y “gracias por tu apoyo” son cosas que poco a poco he ido sacando de mi lenguaje. Ahora es mejor decir cosas como:

“Gracias por lavar los platos”.

“Gracias por cambiar el pañal”.

“Gracias por cocinar hoy”.

No estoy en contra de la gratitud, estoy en contra de que pensemos que con estas tareas nos están haciendo un favor.

El apoyo y la ayuda no existe en la maternidad cuando las obligaciones son las mismas desde el momento que el rol de la mujer ha cambiado y es ella la que sale también de casa para buscar un trabajo remunerado.

Tener hijas nos cambió la vida. Todos los días pienso en la forma en que los padres de sus parejas estarán criando a sus hijos. No es demasiado pronto para pensar en ello… Tampoco demasiado pronto como para actuar.   

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