El “fisiquín”, un criminal ¿valiente? Que finalmente se presenta ante la justicia imagen

En un comunicado el exministro Sinibaldi se autodefinió como valiente y descalificó la labor de la prensa. Es decir que ahora un criminal de cuello blanco pretende dar lecciones de ética.

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Alejandro Sinibaldi, exministro de Comunicaciones, durante la corrupta administración del Partido Patriota, gestionó desde hace más de un año, su presentación a los tribunales de justicia del país. El politiquero, porque político nunca fue, no ocultó el hecho de que su comparecencia fue negociada y de que dicho proceso le tomó más de un año.

El exfuncionario, vinculado a varios casos de corrupción, emitió un comunicado de prensa con ocho puntos. En el segundo de estos se refirió a su familia y dijo: “Le debo la oportunidad de ver a su padre y esposo enfrentar con valentía las acusaciones que existen en mi contra…”.

Lo dice el extitular de una de las carteras más corruptas del país, después de haberse escondido en Europa durante más de cuatro años. Me parece que la “valentía” no es un término que lo defina señor Sinibaldi, valiente hubiese sido que usted denunciara, desde adentro, todas esas estructuras criminales en las que participó y de las que se benefició.

Tampoco fue valiente huir de su país y dejar a su familia a la deriva, con la vergüenza de tener una relación consanguínea y de afinidad con un prófugo de la justicia. A mí no me parece que tras casi un lustro de haber despilfarrado en otro continente los recursos, que irregularmente sustrajo del erario nacional sea de valientes.

Su comunicado está lleno de mentiras y verdades manipuladas, por ejemplo: en el punto cuatro afirma que: “Ha presenciado acciones que finalmente terminan por lacerar las estructuras mismas del sistema político y del Estado, que impiden que existe un verdadero Estado Democrático de Derecho”.

Sinibaldi utiliza un eufemismo, pues no es lo mismo presenciar, que participar y claramente el exministro es más que un observador. Desde luego que la comisión de estos hechos delictivos deberá ser demostrada ante un juez, pero a la luz de las pesquisas él es un actor y no un simple espectador como pretende hacerle creer a la opinión pública.

“He conocido que la toma de decisiones se hace muchas de las veces no con intereses institucionales ni en pro de la población”. No se necesita ser un criminal para afirmar esta obviedad, por lo que puede ahorrarse su retórica barata o intentar persuadir al juez contralor de su caso.

Por último, Sinibaldi se refiere a los medios de comunicación y les pide “que cumplan con su labor objetiva del verdadero periodismo, y que de la misma forma como cubrieron y expusieron cuanto hecho se ha dicho sobre mí, que también hoy cubran profesionalmente la contraparte que yo presentaré”. Este último apartado, además difícilmente comprensible por su mala estructura sintáctica es un insulto al gremio periodístico.

Ahora resulta que un criminal de cuello blanco que, además se escondió por más de cuatro años, pretende dar lecciones morales y éticas a un gremio que trabaja con dedicación y esmero por ofrecer informaciones relevantes a la población. Desde luego que al ser usted un prófugo de la justicia no les dejó a los medios otra alternativa que consultar a la fuente oficial. 

Así que Sinibaldi usted no es ni valiente ni un simple observador. 

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