Soy de la idea de que muchas bandas llegan a uno en el momento justo. Uno no entiende como es que funcionan esas supuestas casualidades, pero ciertamente existen y no hay que forzarlas.
Yo me considero una especie de imán para los desastres: Escenas bizarras de la vida, muy variopintas, como también de mujeres que sienten una extraña atracción por romper botellas de vino sobre mi cabeza. Y claro está, de bandas sumamente extrañas. Ya lo dijeron varios maestros de la filosofía existencial: somos la suma de todas nuestras experiencias. A lo que yo le agregaría que también somos la suma de la música que escuchamos. Es una experiencia que intento a diario.
Recientemente mi radar musical detectó el poderoso sonido de la banda americana originaria de Kentucky, U.S.A. Young Widows, integrada por Evan Patterson, Nick Thieneman, Jeremy McMonigle y Geoff Paton. Todo un cóctel de puro napalm sin adulterar. Uno brutal mezclado de Indie Rock, Post-Hardcore, Post-Industrial y mucho Noise.
Young Widows me electrizó desde la primera canción del disco Easy Pain. Llegó como un manjar musical a mis manos. Lo devoré como una especie de bocadillo que se sintía dulce como la miel, pero conforme bajaba a mis entrañas, se tornaba amargo como la hiel, o más bien, como la vida misma en un loop de pura monotonía. Un sonido malvado que hacía que cada acorde de sus guitarras llegara a mis manos y se sienta como el hachazo de una criatura gigante, despiadada y de muy mal humor.
Canciones tales como Doomed Moon son una especie de desfloración, una transgresión inmisericorde a los tímpanos sin darles ni un segundo de paz, como para aceptar lo que ya es inevitable. Siguiendo la tradición de bandas como The Melvins, Swans y The Jesus Lizard. Son puro rock ‘n roll visceral. Sin respiros, una seguidilla de golpes que solo nos deja la sensación de arcadas en el estómago para sacarlo todo, o para ahogarnos en nuestro propio vómito.
Si bien la discografía de Young Widows es digna de revisitarla (In and Out of Youth and Lightness, Old Wounds y Settle Down City, todos estos previos a Easy Pain), es el más reciente, Easy Pain, que el sonido de Young Widows se siente completo y más maduro. Listo para golpear. Es aquí donde logran escribir su mejor novela musical. Canciones como Gift of Failure y todo el resto del disco se siente como un terremoto infinito en un viaje de ácido.
No me explico como me cruzo con estas bandas. Sé que mi sed de nueva música es insaciable pero, a veces pienso que coqueteo con una especie de antesala a la locura. Sé que los melómanos incurables como yo comprenderán la razón de estas palabras. Y el de la constante necesidad de alterar los sentidos a través de sacudidas sonoras como las Young Widows nos regalan.
Escuchar este tipo de grupos puede ser peligroso, no hay zonas grises. Es una especie de masoquismo melódico. Un latigazo y la sensación de dolor nos despierta. Dos latigazos y el dolor se empieza a intensificar, nos hace dudar si queremos más o no. Tres, cuatro, cinco latigazos y es entonces cuando empezamos a aceptarlo y a darle la bienvenida mientras lo disfrutamos. Así es, como esta banda crece en el interior de quien la escucha mientras sostiene una granada de mano a punto de explotar.
Young Widows me recuerda que aún existe música que puede destruir quijadas. Yo, de momento, respiro hondo y tomo el aire suficiente, mientras, mis pupilas se dilatan más a la espera del próximo golpe, es el momento de darle play de nuevo a esta dosis de dulce suplicio encapsulado en 10 canciones por no sé cuantas veces ya.
He quitado ya el seguro de la granada. Que sea lo que Dios quiera.
Para escuchar: Godman, King Sol, Kerosene Girl, Doomed Moon, Gift Of Failure, The Money, In My Living Room, Cool Night.
BLOG LOS PACTOS SECRETOS, POR ÁLVARO SÁNCHEZ
“Álvaro es un melómano del underground mundial. Si antes invocaba al diablo e invitaba a bailar frente a un tribunal inquisidor, ahora escribirá metáforas distintas, pero con la misma intensidad, él vendió su alma por la música”.