Historias
Todas estas historias tienen algo en común: las listas de útiles y pagos de principio de año en los colegios son mucho más de lo que las familias pueden costear.
Carlos junta Q1,500 para los libros de texto
Mientras hago fila en una librería de zona 1, veo a dos personas delante de mí haciendo sus compras. El primero es un hombre, de unos treinta y tantos años, comprando libros de texto para un grado de primaria. Le dan el total: 1,500 quetzales. Saca el dinero, en efectivo, del pantalón y paga. Se rasca la cabeza, perplejo, viendo una torre de unos 6 libros de texto, incrédulo acerca de su valor. ¿Realmente se va tanto dinero, tan fácil?
Ya empezaron las clases, pero Andrea y Juan no pueden comprar los útiles todavía
Estoy en un baño público. La mujer de al lado, dependienta de una venta de comida rápida, contesta una llamada. Pregunta si a los niños les dijeron algo por no llevar los útiles al colegio. Se escucha apenada, pero sabe que no hay nada que hacer. Aún no tiene los miles de quetzales que requiere mandar a sus hijos a estudiar.
Toda la familia tiene que trabajar para pagar la lista de útiles
Hablando con una chica, me cuenta que los sacrificios que hace su papá para pagar su educación son muchos. El primer pago de enero los deja en ascuas hasta marzo, por lo que toda la familia tiene que trabajar para poder costearse la vida. Entre todos juntan para seguir los primeros meses del año.
Tuvo que pedir un préstamo porque el colegio la obliga a comprar más caro
Anaité tuvo que pedir un préstamo para costear la lista escolar, pues por sus medios y con el sueldo que recibe es imposible. Este año enfermaron dos personas de su familia y ha tenido que gastar más de su presupuesto. Además de que los uniformes tienen que comprarlos obligatoriamente en el colegio, donde la yarda cuesta el doble que afuera.
¿Soluciones?
Solución 1: libros heredados
Quejarse es fácil; encontrar soluciones, no tanto. Sin embargo, los colegios podrían aportar a las economías familiares permitiendo que los alumnos usen libros de segunda mano, en lugar de libros nuevos, creando un sistema de “libros heredados” del grado anterior. Por ejemplo, los niños de sexto grado donan sus libros para los próximos niños que cursarán sexto grado el año siguiente. De esta manera, las familias ahorrarían muchísimo dinero cada año.
Solución 2: bibliotecas estudiantiles
También se pueden establecer bibliotecas estudiantiles que tengan todos los libros de texto que se usarán en todos los grados del colegio, para que quienes no quieran o no puedan comprarlos tengan la opción de estudiar en ellos en esta biblioteca.
Solución 3: libros de texto compartidos en clase
No todas las lecciones tienen que ser hechas sobre libros de texto individualmente. La maestra puede tener su libro guía y adaptar su sistema de enseñanza, sin que todos los niños tengan el texto en su mano. Pueden compartir entre ellos para las lecturas y hacer las tareas en sus cuadernos.
Probablemente hay muchas cosas que corregir dentro de estas soluciones, pero la idea es mostrar que hay caminos para explorar, en pro de las economías de las familias. Los libros de texto escolares están diseñados para que los estudiantes compren uno nuevo cada año y que cada estudiante tenga que usarlos individualmente y no en grupo. Sin embargo, como otras industrias, se adaptan a las necesidades de los estudiantes y colegios. Al final del día, cada colegio tiene la última palabra.
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