Pasaba los días tirada en su cama, empezó por deprimirse y su dieta fue cambiando. Solamente comía tortillas, helado, pastel, atol, tamales y gaseosas; era lo único que llenaba el vacío de la muerte de su hijo. Paquita fue subiendo de peso, moviéndose menos, la echaron de su trabajo y poco a poco, el cuerpo le empezó a fallar. No había tratamiento que la sanara, nadie nunca pensó en llevarla a terapia, porque si veían su cuerpo agigantado ¿Qué tenía la mente que ver con eso? Un día como todos, llegó a verla su hermana, quién sin ya tener esperanza de sacarla de su condición, buscaba hacerle compañía. Paquita no la dejaba entrar sin comida, era su única razón de compartir con alguien el tiempo. Ese día llegó y vio a Paquita dormida, se acercó y su cuerpo tenía tintes azules, no estaba respirando y su corazón ya no latía ¿Cuánto tiempo pasó hasta que la encontraron? ¿Era esta la única salida que ella tenía? ¿Qué había detrás de todo esto?
INCREIBLE, PERO CIERTO
En un país caracterizado por la desnutrición, nadie se preocupa por la gente que tiene sobrepeso. Son ellos los que vemos como “saludables”, porque tienen que comer y deberían de estar agradecidos por ello. Sorprendentemente, el 71% de adultos que viven en el departamento de Guatemala y el 66% de quienes habitan en el resto del país padecen sobrepeso y obesidad. Sin embargo, esto pasa casi desapercibido a comparación de todas las personas muertas de hambre o lo que es peor, las personas que tienen de comer y no quieren hacerlo. Hoy vengo a contarles que ellos también sufren, mueren y necesitan ayuda; su fortaleza física no refleja su estado emocional.
SALUD MENTAL
La salud mental es igual de importante que la salud física, muchas de las enfermedades a nivel corporal son causadas por factores emocionales que llevan a la persona a descuidar su salud física. Asimismo, la cura de estas se ve altamente afectada por la actitud que tiene cada persona ante su enfermedad.
La salud mental tiene una fuerte correlación a la manera en la cual satisfacemos nuestras necesidades básicas, como el sueño y la alimentación. Como país, a lo largo de los años ha crecido nuestra preocupación por la manera en la cual las personas se alimentan, sabiendo que somos de los países con mayores tasas de desnutrición a nivel mundial y recientemente, ha crecido nuestra preocupación por jóvenes que buscando llegar a un ideal poco realista de belleza, deciden dejar de nutrir su cuerpo hasta que este les falla. Sin embargo, no nos damos cuenta que los “pasaditos de peso” pueden estar igualmente malnutridos y pueden necesitar de intervención seria para que su cuerpo no les falle. ¿Quién vela por las personas como Paquita? ¿Qué pasa con la mente de estas personas que buscan la comida como el escape al dolor emocional?
ASESINO SILENCIOSO
La obesidad es una enfermedad crónica que aparece cuando existe un exceso de tejido adiposo, grasa, en el cuerpo. Esta tiene dos principales causas, la primera orgánica, que puede deberse a herencia, enfermedades endocrinas, medicamentos, cromosomas o desajustes en el sistema de control de peso y procesamiento de calorías. Las personas que sufren obesidad de este tipo, no suelen estar en riesgo de muerte, ya que su dieta y estilo de vida no favorecen el deterioro de sus sistemas corporales y tienen la facultad de ser personas saludables física y mentalmente.
Por otro lado, existe la obesidad causada por el estilo de vida y la dieta, esta es la más peligrosa de todas. Ya sea el elegir una dieta alta en carbohidratos y baja en proteína, que evita que la persona reciba la energía necesaria, aunque suba de peso; como el llevar un estilo de vida sedentario, son comportamientos que tienen un trasfondo psicológico fuerte. Pueden relacionarse con alteraciones como depresión, ansiedad, estrés, obsesión, baja autoestima e incluso falta de afecto, algo que solemos “curar” con comida.
El alimento, sobre todo el que es alto en contenido graso o azúcar, suele brindar un sentimiento temporal de felicidad causado por la liberación de distintos neurotransmisores, puede llegar a volverse adictivo. Es por esto que el trasfondo de la obesidad, no se trata con medicamentos, dietas y ejercicios; ya que todo esto es solo el reflejo del vacío emocional del que sufren estas víctimas, en silencio. Es importante preguntarse ¿Por qué una niña va a terapia cuando no come, pero si come demasiado no preocupa? ¿Por qué no se le da importancia a la mente de personas como Paquita?
El triste resultado de este comportamiento puede tener consecuencias mortales o causar enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoartritis, cáncer y dificultades respiratorias. La prevalencia de la obesidad mórbida es cada vez mayor y más personas como Paquita mueren, sin que nadie se preocupe por lo que verdaderamente están viviendo. Es por eso, que hoy los quiero invitar a que cambiemos esta concepción y nos preocupemos por las víctimas, que bajo su apariencia “saludable” y “llenita” tienen un sin fin de dolencias emocionales tan fuertes, que solo creen poder sanar a través de consumir felicidad temporal. Tal vez si hubiera recibido ayuda, Paquita hubiera tenido una historia distinta. El cuerpo es solamente el reflejo de lo que existe dentro de nuestra mente, ser corpulento no es sinónimo de salud y lo que es más importante, no solamente quién no come, se siente vacío.
