Arnoldo,  un hombre que le gustan los hombres imagen

En el colegio vivió por mucho tiempo bulling. Pasó de ser un niño que no hablaba y no tenía amigos al nerd que ayudaba a todo el mundo y, por su habilidad motriz y manual, hacía a sus compañeras tarje

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Normal para unos, incierto para otros

Arnoldo, tuvo novias como cualquier chico. A los 11 años, cuando cursaba 6º. Primaria presentó ciertas dudas, aunque no sabía qué pasaba. Se le olvidó y siguió fastidiando, potranqueando, barraqueando y siendo parte de los Boy Scout.




En el colegio vivió por mucho tiempo bulling. Pasó de ser un niño que no hablaba y no tenía amigos al nerd que ayudaba a todo el mundo y, por su habilidad motriz y manual, hacía a sus compañeras tarjetitas para sus novios.

Pero nunca faltan los homofóbicos: “Recibíamos clases en un laboratorio y un compañero, un completo idiota, se bajó el pantalón para provocarme, tenía 14 años, y fue más incómodo que molesto. Recuerdo que en otra ocasión dos estudiantes me empezaron a molestar y yo flaco y enano, sentí que me iban a destrozar. Pero por primera vez sentí apoyo. Los hombres de mi clase, que eran 46, se pusieron enfrente de mí y dijeron – Si tienen un problema con aquel, también lo tienen con nosotros- jamás había visto una reacción así, aceptaron mi realidad. Ahora, en la universidad ya no hay tanta discriminación, allí hice amigos por todos lados”.

Lo que pueden enfrentar

El cumpleaños de Arnoldo de 2015 se convirtió en una tragedia. Fue a cenar a un bar-restaurante de la zona 10. Acompañado de dos amigos, su hermana, el novio de ella y el novio de él. Salió a fumar y con su pareja se dieron un beso en el parqueo, el dueño del lugar los vio y los echó, mientras que los meseros llevaron la factura a la mesa indicándole al resto del grupo que se tenían que retirar.

“Mi hermana le reclamó a mí pareja de esa época y le dijo: -Todo culpa de este maldito cerote- los amigos se fueron, me paré peleando con mi ex y casi demando al marin gringo dueño de ese lugar. Pasé con el ojo morado, cuatro meses sin hablarle a mi hermana. Nunca antes me habían obligado a irme de un lugar por ser yo. Solo era una muestra de cariño por mí cumpleaños”.




La legisladora Sandra Morán planteó que en Guatemala debe reconocerse a las familias integradas por personas del mismo sexo y plantea sancionar la homofobia.

Arnoldo reconoce que tuvo un carácter difícil y que era un total cae mal, estaba lejos de ser un niño adorable, mecanismo de autodefensa para ganarse el respeto. Lo cierto es que todos merecemos respeto. Todos tenemos un rol específico en esta sociedad, independientemente si somos heterosexuales u homosexuales. Este relato nos cuenta lo que un gay pasa en una sociedad con estereotipos, pero lo único que necesitamos los humanos es ser nosotros mismos. Expresiones como “se comporta como una diva”, “déjate de huecadas, mano” o “es una loca, deberían quedar en el pasado, así como las reacciones de quienes se codean entre sí cuando ven a un homosexual y dicen con asombro: ¡¡¡Es un gay!!!.



La autora de este blog con Arnoldo.

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