GANDARIAS, El Camino a la Luz imagen

Justo de Gandarias arriba desde España a Guatemala en 1894. Trae tras sí una sugerente trayectoria que se disipó en el tiempo. Hoy se le atribuye el grupo Alfonso XII a Caballo.

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GANDARIAS, EL CAMINO A LA LUZ. Por Guillermo Monsanto

La vida del artista español Justo de Gandarias es particular. Está marcada por triunfos e incomprensibles derrotas. Laureles que le llevaron por un camino lleno de obstáculos que fue subsanando con otros éxitos. A pesar de ello su trayectoria, circunstancias creativas y obras públicas o han desaparecido, o bien, han sido atribuidas a otros creadores ¿Descuido? No estoy tan seguro, los indicios que he recabado a lo largo de los años investigándolo apuntan a una acuciosa mano, con cierta cuota de poder, que fue borrando sus logros en la Península Ibérica a lo largo del tiempo. Claro, este tema hay que sustentarlo y de momento es difícil. En Guatemala, a donde se trasladó desde 1894 hasta su muerte en 1933, pasa otro tanto. Acá por la desidia característica.

El primer triunfo, y la fuente inicial de sus problemas profesionales, data del año 1878 con la medalla alcanzada en la Exposición Universal de París. El director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando luchó abiertamente, con todos los medios que disponía, para que no se le adjudicara la presea por razones que a la distancia lucen como pacatas. La Armonía, así se llamaba la escultura, terminó siendo la manzana de la discordia. Desapareció del vagón que la conducía hacia la Exposición de Universal de Munich en 1883. Se cree que existe una copia en mármol blanco y otra en bronce que fue presentada a un certamen nacional español hacia 1901.




También fue manzana de discordia la protección que le dispensó el rey Alfonso XII. El soberano compró algunas piezas, sin la obligada consulta a la Real Academia y recomendó a Gandarias para que realizara uno de los doce monumentales apóstoles de la iglesia San Francisco el Grande (que, en aquel momento, fungía como catedral madrileña). Acción a la que también se opuso la institución, pero sin éxito. Mientras tanto El Círculo de Bellas Artes le otorgaría el primer lugar en un certamen nacional (1881). En España hay mucho trabajo por hacer; entre éste, que se le atribuya la obra La protección de la infancia hoy reconocida a un desconocido fundidor alemán. Y así una sumatoria de piezas no registradas o bien, desaparecidas.




En el mes de enero Letizia Ascue Brea de Patrimonio Cultural de España, luego de una larga investigación, consiguió publicar un material más que valioso en el camino de la reivindicación de Justo de Gandarias. Se trata de la paternidad del grupo en bronce Alfonso XII a caballo señalado tradicionalmente como de Mariano Benlliure. Por lo mismo, considerado por años por varios expertos, el modelo de referencia para el remate del monumento al mismo soberano, en el Paseo de El Retiro en la ciudad de Madrid. Pese a sutiles diferencias, ambos parecen realizados a primera vista por el mismo escultor. De allí la interrogante ¿a quién se le debe reconocer entonces esa autoría conceptual? Este material sin duda mantendrá ocupadas las cabezas de varios investigadores.




Gandarias pasaría a Guatemala, después de muchos sinsabores con la Real Academia, contratado por el gobierno de José María Reyna Barrios. Su legado en el país está disperso en manos de particulares y sus discípulos contemplan nombres como los de Agustín Iriarte, Alfredo Gálvez Suárez y Antonia Matos. Se desconoce qué obra pública se destruyó con los terremotos de 1917, 1918 y 1976. También hay decenas de piezas confeccionadas en formatos pequeños, desaparecidas. La cabeza de José María Reyna Barrios desapareció no hace mucho de la Avenida de la Reforma. Su par, el busto de Justo Rufino Barrios, también de Gandarias, se exhibe en el patio central del Museo de Historia en donde también hay una pintura de pequeñas dimensiones en una de sus salas. Tampoco se sabe el paradero del mármol realizado a Manuel Estrada Cabrera que aparece registrado en algunas enciclopedias internacionales.

Entre lo más importante localizado están las cabezas de Francisco Vela (al menos tres copias en distintas manos y materiales), el monumento a Isabel la Católica (la efigie de la reina) y el de la Independencia de España en Ciudad Vieja, Sacatepéquez. En otro orden, realizó la mayoría de las decoraciones del Tribunal Supremo Electoral, cuyos planos probablemente son de su autoría como también sucedió con la Casa de los Mini y la capilla y casa de los Yurrita en la zona 4.

Hay mucho material para investigación. Este logro, el de la identificación de la estatua de Alfonso XII, vitaliza su presencia en el movimiento artístico alrededor de la corte española del siglo XIX. Lo que justifica el bombo con el que se le recibió en su momento en Guatemala. Además, abre un nuevo capítulo en el interés de los investigadores del arte tanto españoles como guatemaltecos.

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