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Cuando Susana estaba embarazada de su tercera hija, José, su esposo, estaba al borde de la muerte. Una operación se le complicó y pasó cuatro meses en el hospital. Su vida pendía de un hilo, así que ella le prometió a Dios que si él se salvaba, tendría más hijos como agradecimiento.

Pronto, los esposos López Argueta recibieron dos hijos más. Susana ya tenía 35 años y su último embarazo había sido complicado, así que tomaron una decisión que cambiaría la vida de cada miembro de la familia y de una pequeña originaria de Xela: adoptar a Lissy.

Al principio, José tenía miedo de no poder querer a un niño que no fuera su hijo, pero, luego de una convivencia en el Hogar Hermano Pedro, su perspectiva cambió. “Se dio cuenta que encariñarse con un niño ajeno era más fácil de lo que él creía”, contó Susana.



Lissy (primera) y sus hermanos en el IRTRA Petapa.


Lissy y su padre José.

La pareja se acercó al Consejo Nacional de Adopciones (CNA) para darle una familia a un niño que nunca tuvo la oportunidad de tenerla. “Queríamos una niña menor que nuestra hija mayor y que fuera del programa Creeré y así fue como conocimos a Lissy”, mencionó Susana.

El programa cuenta con niños, niñas y adolescentes en adopción prioritaria, es decir, mayores de siete años, grupos de hermanos y niños con discapacidad o necesidades especiales. Según datos del CNA, alrededor de 250 niños y adolescentes se encuentran en esta situación.

Diez meses después de haber empezado el trámite, los López recibieron a Lissy en su hogar en enero de 2017. Más de un año después, la niña recibió los apellidos de la familia. La pequeña tenía labio leporino y paladar hendido y, por esa misma razón, no había sido adoptada a pesar de que fue declarada adoptable a los nueve meses de edad. “Fue el cumplimiento de la promesa que yo le hice a Dios”, comentó la madre.



La familia viajó a Disneyland recientemente.

Una situación inesperada

Tres hermanos de Susana eran adoptados. Llegaron a la casa desde bebés e inmediatamente se enamoraron de ellos. “Yo había idealizado lo que es la adopción y pensé que con Lissy iba a ser igual, pero no fue así”, mencionó la madre.

Susana cuenta que esperaban que el día que fueron a traer a Lissy a Zacapa fuera lleno de alegría, pero sucedió todo lo contrario. “Se abrazó a su cuidadora y comenzó a llorar. Tardamos como dos horas para que pudiéramos acercarnos a ella”, relató.

Lo más difícil fue cuando Lissy llegó a su nuevo hogar. Era agresiva y cortante. Le pegaba durísimo a sus hermanos, pateaba a los niños y los dejaba morados en el suelo. “No sé a qué estuvo expuesta durante el tiempo que estuvo institucionalizada que hizo que aprendiera a defenderse a otro nivel”, expresó Susana.




“Llegué al punto en que creí que no iba a poder, que la tenía que devolver”, mencionó la madre, quien buscó ayuda psicológica y encontró la solución. La clave estaba en vincular con Lissy. Ambas comenzaron a cocinar, dormir y salir juntas. “Le dedicaba más tiempo a ella que a los demás, pero conforme pasó el tiempo, se sintió más segura”, mencionó Susana.

Pronto, el nivel de agresividad de Lissy bajó y, ahora, es una niña distinta a la que llegó el primer día a la casa de los López. Es increíblemente amorosa. Los berrinches ahora son normales, las peleas también. 

Los prejuicios de la adopción

Existen muchos mitos y desinformación en cuanto al proceso de adopción. Según Susana, el prejuicio más común es que es un proceso costoso, pero es gratuito y transparente. Además, la mayoría de personas desea adoptar bebés y no niños en estatus prioritario.

“La mayor dificultad no es el CNA, sino el proceso que declara a los niños como adoptables”, dijo Susana. De acuerdo a la madre de Lissy, el trabajo de la Procuraduría General de la Nación (PGN) y de los jueces es “terrible”. “Aunque el CNA quiera dar más niños en adopción, no están declarados como adoptables y los casos están engavetados. Esa es la parte más triste”, mencionó.

Es por ello, que la familia López Argueta creó la página Decido Adoptar” en Facebook para orientar, ayudar e informar a familias que deseen adoptar. Especialmente, han dedicado sus esfuerzos a promover la adopción prioritaria. “Muchas familias han adoptado gracias a la página. Uno por uno, podemos hacer el cambio”, finalizó Susana. Cuentan con más de 6 mil likes. 

Adopción como una solución

El CNA también brinda apoyo a madres en conflicto con su maternidad. El programa está dedicado a mujeres con crisis emocional y social ante un embarazo inesperado y a madres que deseen entregar a su hijo luego de dar a luz para evitar el abandono.

La Procuraduría de la Niñez y la Adolescencia reveló que de enero a junio de 2018, 72 niños y adolescentes entre cero a 17 años fueron abandonados en las calles. En cuanto a embarazos, Guatemala reporta más de 61 mil en niñas entre 10 y 19 años, según datos del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.




Muchas familias que adoptan ven en el proceso una solución a problemas como el aborto y el abandono. En el segundo caso, la PGN procede a la investigación sobre el origen y procedencia de niños abandonados para reunirlos con sus familias, institucionalizarlos o, bien, declararlos adoptables.

¿Deseas adoptar? Asiste a los talleres informativos del CNA, el 8 y 10 de noviembre. Conoce sobre la adopción prioritaria y cómo darle una oportunidad a un niño de tener una familia llamando al teléfono 2415-1600.

Fotos: Decido Adoptar, Susana Argueta.

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