Recargas para saldo telefónico, ofrecer o solicitar servicios sexuales, conocer el estado del clima o averiguar el número de una pizzería, son solo algunas razones por las que muchos ciudadanos se comunican diariamente a los teléfonos de emergencia de los bomberos.
Las llamadas a manera de broma o alertando emergencias falsas no solo representan un desgaste económico y físico para los cuerpos de socorro, sino que ponen en peligro a la población.
Incluso, arriesgan la vida de víctimas reales porque por atender una falsa alarma, los socorristas no logran llegar a tiempo a una emergencia verdadera.
“Es increíble que la mayoría de llamadas falsas las hagan adultos, pues cualquiera pensaría que son niños o jóvenes”, mencionó Edwin Altán, jefe de turno de la 69 Compañía de Bomberos Voluntarios.
Los Bomberos Voluntarios reciben un promedio de 80 llamadas por minuto, pero menos de cinco son verdaderas.
“Es una locura. Son turnos de seis horas muy estresantes. Contestan los teléfonos como que estuvieran haciendo pesas”, añadió Altán.
A diario, los Bomberos Municipales reciben 60 mil llamadas durante un turno de 24 horas. De ellas, solo 370 corresponden a emergencias reales.
El resto se trata de personas reportando accidentes, incendios o ataques armados falsos.
La única manera de determinar la veracidad de una emergencia es que desde distintos teléfonos reporten el mismo caso.
Los operadores de la cabina central ya tienen identificados los números de donde siempre llaman para molestar y mejor evitan contestarlos.
“No podemos poner una contestadora tampoco, porque se pierde el contacto humano”, resaltó Altán.
Muchas veces, los encargados de contestar las llamadas orientan a la persona para que atienda a la víctima mientras se movilizan las ambulancias.
“Nosotros salimos con una sola llamada, pero tristemente es muy común que llamen para bromear”, indicó el bombero Juan Pablo Mirón.
A consecuencia de esto, se saturan las líneas telefónicas y ponen en espera emergencias reales.
Para los cuerpos de socorro, atender una emergencia es una responsabilidad, ya que no hacerlo o no verla traería problemas legales.
“Al final, se afecta a la institución. Es un gasto innecesario de gasolina y desgaste de las unidades, así como despliegue en vano de elementos”, manifestó Mirón.
El Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), integrado por instituciones como cuerpos de Bomberos, Cruz Roja Guatemalteca y la Policía Nacional Civil, lanza continuamente campañas para reducir este tipo de llamadas con el nombre “No más bromas: con la vida no se juega”.
“Lamentablemente, las campañas funcionan unos días, pero luego se olvidan”, afirmó Altán, quien en 23 años de ser socorrista ha atendido cientos de falsas alarmas.
Vivencias que frustran
“Una vez, durante un turno voluntario, fuimos cuatro veces a la vuelta El Chilero (km 33 de la carretera a El Salvador) en una sola noche. Reportaron varios accidentes de tráfico falsos.
Otra vez, que sí me causó mucha molestia, recuerdo que reportaron un incendio en Santa Catarina Pinula. Nos llevamos una ambulancia, una cisterna y la motobomba.
Bajar esos vehículos tan pesados por la carretera a Muxbal, a alta velocidad, es extremadamente peligroso tanto para quienes van dentro como para los demás carros.
Llegamos al lugar y la dirección no existía. Eran las 05:00 horas. Gastamos una cantidad exagerada de combustible y se puso en peligro al equipo y a las personas por una llamada de emergencia que nunca existió. A todos los bomberos nos ha sucedido”. – Edwin Altán, bombero voluntario.
“Tres de la mañana. Sonó la alarma como emergencia. Nos dijeron que era en el km 25 de la carretera a El Salvador. Peinamos el área.
Notificamos a cabina central que no veíamos nada, así que fuimos a buscar. Recorrimos tres o cuatro kilómetros para arriba y abajo. No había nada.
Otra vez, recuerdo que por ir a atender una falsa alarma, hubo una emergencia real y llegamos mucho más tarde a un accidente vial. Gracias a Dios no fue mortal, pero la persona pudo haber sido atendida desde antes.
Hay traumas por los cuales unos segundos pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte o un daño cerebral.” – Juan Pablo Mirón, bombero voluntario.
La respuesta a una emergencia
En el caso de los Bomberos Voluntarios, al momento en que una llamada entra al 122, la cabina central procede a distribuir el caso a la estación correspondiente, según la zona.
La llamada también puede entrar directamente a la estación de bomberos.
Se preguntan detalles generales como una descripción del hecho, el lugar y las víctimas o vehículos involucrados.
Esto se hace para determinar qué equipo y vehículos se necesitan llevar, dependiendo si se trata de un incendio, rescate o accidente vial.
Cada estación tiene asignados a los elementos que viajarán en ambulancias o motobombas. “Dependiendo de la emergencia, esa es la cantidad de carros que salen. Por protocolo, si es un accidente con dos o más carros involucrados, sale la motobomba y una ambulancia”, detalló Mirón.
Dependiendo de la gravedad, suena la alarma o timbre. Un timbrazo significa emergencias como una mujer en trabajo de parto o un enfermo en una casa.
Si el timbre es constante y repetitivo, significa que se trata de incendios, accidentes viales o heridos.
Inmediatamente, los elementos salen en los vehículos correspondientes y con el equipo necesario a atender el hecho para trasladar a los heridos a diferentes hospitales o apagar las llamas.
El curso para graduarse como bombero voluntario dura entre 9 y 10 meses. Se procura que los elementos sean asignados a estaciones cercanas a los lugares donde viven.
Si tienes una emergencia, comunícate inmediatamente a los teléfonos 122 de Bomberos Voluntarios o al 123 de Bomberos Municipales.
Fotos: Elena Gaytán, Bomberos Voluntarios, Bomberos Municipales.