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“Somos adultos mayores y de riesgo, pero no tengo quién me ayude”.

Desde que inició la pandemia en Guatemala, se ha visto sumergida en el caos político-social, un sistema de salud fuertemente golpeado, una economía destruida y sobre todo la inestabilidad en la salud mental de los guatemaltecos.

Ante varias medidas adoptadas por el gobierno de Guatemala, una de ellas ha causado malestar en algún sector social y es que algunos adultos mayores se sienten excluidos de esta nueva apertura económica.

Entre las disposiciones que se fueron manejando a lo largo de la crisis sanitaria el gobierno restringió la libre locomoción de todas las personas mayores de 60 años, niños, mujeres embarazadas y con enfermedades crónicas, ya que son más vulnerables ante el virus.

Según la Ley de Protección para las Personas de la Tercera Edad, Decreto Número 80-96 del Congreso de la República, en su Artículo 3, define como de la tercera edad o anciano, a toda persona de cualquier sexo, religión, raza o color que tenga 60 años o más de edad.

Foto: SOSEP

Y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se considera a una persona como de la tercera edad a partir de los 60 años en países de bajos y medianos ingresos, mientras que en los países con altos ingresos una persona mayor de 65 años se considera adulto mayor.

¿No debo salir?

Al principio de la pandemia, las personas de la tercera edad y otras que son más vulnerables no podrían ingresar a supermercados, mercados locales, tiendas o demás lugares públicos.

Esto fue cambiando con el transcurso del tiempo, ya que algunos sitios ante la reapertura económica han establecido horarios especiales para dichas personas.

“Yo alquilo 3 cuartos que se encuentran en mi casa, con ello saco una cantidad para cubrir mis gastos. Además, tengo el apoyo de mi nieta, quien me envía mi súper a mi casa y así no tenga la necesidad de visitar un supermercado”. “Si salgo es solamente a la casa de mi hija, quien también guarda una cuarentena muy estricta”, cuenta Olivia Rivera, de 87 años, residente en la zona 5 de la capital.

No todas las personas tienen la oportunidad o privilegio de que las ayuden y deben seguir trabajando para mantenerse. “Yo trabajo vendiendo plástico para cubrir los asientos y timones de los carros a diferentes talleres de la ciudad”. “Si no trabajo no tengo para comprar medicamentos para la diabetes e hipertensión arterial y gastos del hogar. Al principio de la pandemia decían que nosotros no deberíamos estar en la calle, ni trabajar, pero eso es imposible, ¿de qué vamos a comer?”. Walter Martínez, de 78 años, quien vive con su esposa, en zona 5 de San Miguel Petapa.

“Nunca pudimos tener hijos con mi esposa, por tal razón no tenemos quién nos ayude”.- Walter Martínez

El domingo 26 de julio, el presidente Alejandro Giammattei estableció nuevas disposiciones presidenciales en las cuales la sección cuarta referente a las limitaciones de locomoción en el inciso b) menciona:

“En virtud del actual riesgo de contagio se recomienda la permanencia en el lugar de residencia en todo el territorio nacional de las personas mayores de sesenta años, personas con enfermedades crónicas o degenerativas, mujeres en estado de embarazo o lactancia y niños”.

Según la disposición está bajo la responsabilidad de cada persona descrita o de quienes ejercen la patria potestad o guarda legal.

También menciona que las personas mayores de sesenta años que por la naturaleza de su función pública, trabajo o profesión deban continuar realizando sus actividades o servicios técnicos o profesionales. “Tanto en el sector público como privado, podrían continuar excepcionalmente, pero los empleadores o contratistas de estos deberán extremar las medidas sanitarias bajo su estricta responsabilidad”. 

Pero, existen algunas personas que se sienten excluidas porque en determinados espacios se les han impuesto horarios de atención, lo cual no les parece justo.

“Es aburrido estar encerrado, yo estoy jubilado, salgo a comprar mi súper. Al principio sí daba miedo porque era todo un desorden, ahorita se ha visto un cambio y por ejemplo hay supermercados que tienen horarios especiales para nosotros”. “El problema está en que muchas personas, adultos mayores que trabajan no tienen tiempo de ingresar en esos horarios especiales y sí incomoda un poco, puede ser de cierta forma injusto”, expresa Gregorio Fuentes, de 75 años.

“Creo que al final se entiende que nos quieran cuidar, los que se pueden quedar en casa, háganlo, pero quienes necesitan salir a trabajar que tomen las medidas higiénicas y de distanciamiento pertinentes”. “También si uno puede cuidar a sus adultos mayores enhorabuena, pero lamentablemente no todos tienen ese privilegio”, dice Sofía de Alvarado, de 58 años.

Según el último censo de 2018, hay 837 mil 280 personas mayores de 65 años. Cada día Guatemala sigue luchando contra el coronavirus y los ciudadanos tendrán que decidir por su salud y bienestar.

¿Consideras correcto implementar horarios de atención especial a adultos mayores para resguardar su bienestar? 

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