En plena pandemia, se celebra el Día Internacional de la Juventud marcado con millones de personas en sus hogares y con ámbitos importantes para los más jóvenes, como la educación o las oportunidades laborales, que se observan limitados. Esta celebración creada en 1999 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas tiene como fin situar ante la comunidad internacional los problemas y las virtudes de los jóvenes del mundo.
El COVID-19, junto a cambiar la manera en que se vive en todo el mundo, también ha representado una crisis económica. Este 2020, los niveles de desempleo y la pérdida de millones de puestos de trabajo en todo el mundo ha afectado a los jóvenes. Según estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en mayo de este año, los índices de desempleo se dispararon. Más del 16 por ciento de jóvenes en el mundo no puede trabajar desde el inicio de la pandemia, aseguró la organización en mayo.
Por otro lado, en el área de la educación, la ONU se preocupa que esta pandemia pueda mermar las capacidades de los jóvenes. Hasta un 70 por ciento de ellos debe trabajar para pagar sus estudios, también se vieron afectados por el cierre de las escuelas, facultades, universidades o centros de estudio.
“El 38 por ciento de los jóvenes manifiesta inquietud por su futuro profesional y se prevé que la crisis dificulte el desarrollo del mercado laboral y prolongue el período de transición de los jóvenes desde que terminan sus estudios hasta que logran su primer empleo”, afirma la OIT en el informe Los jóvenes y la pandemia de la COVID-19: efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental.
Durante la pandemia, una región del mundo ha sido especialmente afectada respecto al tema del acceso a la educación y a los puestos de trabajo. El continente americano ha sido el que más impacto sobre su economía recibió a causa de la enfermedad por encima de Europa y Asia. A partir de esta estadística, uno de cada seis jóvenes que viven en el mundo se ha quedado sin empleo durante esta crisis sanitaria.
“La situación ha sido aún peor para los jóvenes que viven en los países de ingresos más bajos, en donde existen mayores deficiencias en materia de acceso a Internet y disponibilidad de equipos y en ocasiones de espacio en el hogar”, asegura la OIT.
Respecto a la salud, los datos de este informe también han alarmado a la comunidad internacional, debido a que la cuarentena ha propiciado el desarrollo de la ansiedad y la depresión. La OIT asegura que uno de cada dos jóvenes que tienen entre 18 y 29 años podría sufrir de estos problemas. También afectaría dentro de sus aspiraciones a futuro, ya que ha provocado incertidumbre sobre la culminación de sus estudios o si estos problemas les impedirán aplicar a nuevos puestos de trabajo.
Sin embargo, también ha resultado en ciertas respuestas e innovaciones por parte de la población más joven. Tanto la ONU como la OIT han destacado que el involucramiento de los jóvenes ha sido primordiales dentro de la pandemia para llevar a cabo voluntariados y organizaciones para ayuda humanitaria.