San Cristóbal El Alto, el Pueblo Jardín que guarda historias de éxito y leyendas imagen

La aldea vivió una transformación desde que los pobladores se organizaron en una cooperativa para mejorar la vida de los habitantes.

Las opiniones e imágenes de este artículo son responsabilidad directa de su autor.

En colaboración con: Juan José Muralles

San Cristóbal El Alto es una de las 22 aldeas del municipio de Antigua Guatemala, que se ha convertido en los últimos años en uno de los destinos turísticos más importantes del área.

A pocos kilómetros de la Ermita del Santo Calvario y con 580 habitantes, la aldea cambió el rumbo de su historia con la formación de un Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE) en 2001 y la Cooperativa Integral de Servicios Especiales de Turismo Senderos del Alto en 2012.

Antes de eso, la aldea tenía los índices más altos de desnutrición y pobreza. Pero, con este proyecto, los pobladores se unieron y emprendieron ambiciosos proyectos de turismo ecológico, senderismo, educación y pavimentación de la cuesta para subir al lugar, reducción de plásticos y reciclaje, entre otros.




En Antigua, a los habitantes de San Cristóbal les decían “coyotes” en forma despectiva, ya que venían desde la montaña. “Daba pena decir que provenía de ahí porque eso significaba que uno no tenía cultura, que era sucio. Éramos discriminados”, mencionó Ingrid Quiñónez, miembro de la cooperativa.

Con el liderazgo del vecino Inocente Cutzán, la cooperativa le dio un nuevo significado al término a partir de las cualidades positivas de los coyotes. “A ellos les gusta trabajar en equipo, como a nosotros”, comentó Quiñónez.

“Antes el coyote estaba viendo la luz, esperando que algo pasara. Ahora, observa hacia la luz y aulla orgulloso”, relató Quiñónez, mientras mostraba orgullosa un chaleco con el logotipo de la cooperativa.




En octubre de 2018, la aldea fue la sede del primer Encuentro Centroamericano de Turismo Comunitario, en donde compartieron experiencias con delegaciones de todo el mundo.




“Nos visitaban, pero no sabían quiénes éramos. La cooperativa unió a los pobladores y ahora, los visitantes saben muy bien a lo que vienen porque nuestro turismo es diferente, es responsable”, comentó Ingrid Quiñónez, miembro de la cooperativa.

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El Pueblo Jardín y los murales

Uno de los proyectos próximos de la aldea es el Pueblo Jardín. Consiste en jardinizar casas, la cuesta de ingreso, la plazuela y sitios turísticos del lugar. Esto lo lograrán por medio de donaciones.

Este contempla también la reforestación del camino de ingreso con árboles frutales y la construcción de plataformas, miradores y orquidearios.




Además, gracias al apoyo de los habitantes extranjeros, la aldea pondrá en marcha un proyecto para pintar murales en las paredes de casas o edificios con la temática floral y natural. Esto se realizará con ayuda de voluntarios, que darán más vida al pueblo que de por sí, ya es colorido y alegre.

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En el futuro, la población espera contar con transporte a todas horas. “Tenemos un bus que sube tres veces al día y en ocasiones nos toca esperarlo o bajar a pie”, contó Quiñónez. También sueñan con tener su propia ambulancia y fortalecer el centro de salud y de primeros auxilios con médicos que estén disponibles la mayor parte del día.

En cuanto a seguridad, San Cristóbal es un pueblo tranquilo, pero están preparados para cualquier inconveniente. La cooperativa, la alcaldía auxiliar y el COCODE están unidos y los vecinos cuentan con radios para reportar incidentes.

Un pueblo lleno de leyendas y tradición

Como cualquier lugar, las leyendas son parte importante de las tradiciones orales. En San Cristóbal, la leyenda de la Llorona, también es popular. “Dicen que se aparece en la pila y que las personas no salen a lavar por miedo a encontrársela”, mencionó Ingrid.







Sin embargo, la leyenda de el Tronchador es de las más temidas. Debido a que el camino de ingreso al pueblo es muy solitario y antes, no contaba con iluminación, mucha gente decía que en cada vuelta aparecía este hombre.

El Tronchador es un señor que agarra a las personas y las parte en dos, por ello su nombre”, contó Ingrid. Otro personaje específico de San Cristóbal es una ancianita, quien aproximadamente a las dos de la madrugada, sale a recibir agua y se escucha el sonido del guacal.







Existen creencias menos populares actualmente. “Hubo varios casos en los cuales los niños recién nacidos aparecían en otro lado, en el barranco, por ejemplo”, mencionó Quiñónez. Eso hizo que muchas mujeres salieran a la calle con pañuelos rojos y bautizaran a sus bebés casi de inmediato. 

Sin duda, San Cristóbal El Alto es un lugar mágico que guarda secretos poco conocidos por los guatemaltecos en cada rincón. Desde el principio de 2012, la aldea se convirtió en un ejemplo para otros lugares de cómo un proyecto comunitario puede traer el desarrollo económico para los propios pobladores.

Fotos: Juan José Muralles, Elena Gaytán, Facebook.

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