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Como miembro destacado de una jauría de hienas clavó sus fauces en una buena parte del presupuesto general de la nación del 2000. Una tajada de los Q22 mil millones serían manejadas por el achichincle del señor de la televisión abierta y con ella la soberbia de Luis Rabbé se hizo pública.

Su gestión al frente del Ministerio de Comunicaciones Infraestructura y Vivienda (MICIVI) no fue diferente a la de Alejandro Sinibaldi, hasta podría decirse que fue el modelo que “El Fisiquín” siguió para desfalcar al Estado. Rabbé llegó a donde ninguno de su linaje había llegado y con la certeza de quien se sabe tener las garras clavadas sobre su presa, le dijo al mundo “aquí estoy”.

Tenía entonces a su disposición canales de televisión que le acompañaban a todas partes. Una visita al interior, una supervisión de carreteras y hasta su paso por el aeropuerto eran convertidos por sus canales en el suceso del día.

Sin embargo, detrás de esta presencia mediática se fraguaba el proyecto de corrupción más grande que el MICIVI hubiera visto hasta entonces. Casi Q1 mil millones en obras de infraestructura eran asignadas a empresas fantasma, carentes de experiencia o relacionadas con amigos y familiares de la hiena.

El reino de la corrupción en el MICIVI había dado un salto cualitativo, y en el centro de este figuraba la mafia de Luis Armando Rabbé Tejada. Sus más allegados cómplices pasaron a convertirse en los nuevos millonarios de Guatemala.

Un ejemplo fue Carlos Herrera, ex asesor del ex ministro Rabbé, quien amasó una considerable fortuna a su paso por el MICIVI. De vivir en un modesto barrio pasó a ser propietario de una lujosa vivienda en el exclusivo condominio de “Las Luces”, en carretera a El Salvador.




Hasta el hermano de Rabbé, Alfredo, se convirtió en gestor y tramitador de obras en el MICIVI de Luis. Hoy Herrera y el otro Rabbé, están ligados a procesos por corrupción luego que se conociera el caso plazas fantasma en el Congreso.




Los excesos de Don Luis

De apariencia poco agraciada, pero con mucho poder, Luis Rabbé lo tenía todo. Dinero, influencias, cercanía con el señor Presidente y la seguridad de quien se siente intocable.

Pero en el ámbito personal las cosas no iban tan bien. Trabajadores de los canales de televisión abierta recuerdan que Rabbé acechaba a las presentadoras y de su complacencia dependían sus ascensos en las estaciones de TV.

“Una cita con don Luis no se dejaba pasar, era garantía de permanencia laboral”. Ex presentadora de noticias.

Cuando seducir a trabajadoras perdió su encanto, Rabbé debió cambiar la estrategia. Ahora ya no solo sería la conquista, sino la transformación física de sus compañeras de sabana.

Así una serie de “colaboradoras” estuvieron dispuestas a todo para permanecer cerca del miembro estrella del clan de hienas. Sometieron sus cuerpos a incontables cirugías, implantes y retoques cosméticos para agradar a Rabbé.

Las esculturales figuras se convirtieron en la entretención de Rabbé. Y para presumirlas él y sus allegados fincaron en la discoteca La Iguana Azul su centro de entretenimiento las noches de los jueves, viernes y sábados.




“Félix, Armando, Mynor, Carlos con sus hijos, don Luis y nosotras celebrábamos y bailábamos”. La vida era buena y Rabbé disfrutaba de lo mejor, dinero, mujeres, poder y una falsa imagen pública, la de “Funcionario de Gobierno digno”.

Pero poco duró, pues unos 14 meses después de haber tomado posesión del cargo, la dirigencia del FRG no pudo sostenerlo más. Las denuncias de corrupción y la debacle del sistema nacional de carreteras les orillaron y la cabeza de “don Luis” iba a rodar.

Del Congreso a Nicaragua y México

Con más cinismo que pena, Rabbé salió del MICIVI y retomó sus labores en la televisión abierta. Luego volvió a la política y se postuló en 2011 como candidato a diputado y logró ganar la curul.

Sus buenos oficios y la campante corrupción al interno del Congreso lo llevaron a ser presidente del organismo en 2015, y fue este último cargo el que volvió a visibilizar sus malos hábitos.

Durante su gestión se contrató personal que no cumplía con los requisitos de ley para los puestos que les fueron dados. Además, se dieron contrataciones de Plazas Fantasma y se le acusó de cometer los delitos de abuso de autoridad, nombramientos ilegales y peculado por sustracción.

Rabbé se aferró a la inmunidad que su cargo como diputado le daba y peleó con uñas y dientes para evitar ser investigado. Pero todo le falló y en 2016 le fue retirada la inmunidad.

Un asustado Rabbé huyó a Nicaragua, pero las redes sociales no le dieron tregua. Los avistamientos del defenestrado político y achichincle eran reportados periódicamente.




Durante más de un año logró evadir ser detectado por los curiosos y la justicia guatemalteca. Pero hoy se sabe que se escondía en Nuevo León, México y se espera que se logre su extradición.

Al final la soberbia de la Rabbé, sus excesos, el cinismo con que vio a la sociedad guatemalteca le pasaron la factura. Como bien reza el dicho: “La Hiena ríe pues no piensa en el mañana”, pero en el caso del Rabbé el mañana pinta como tarde de mayo “nublada y con alta probabilidad de chubasco”. 




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