Pasos perdidos 2 imagen

La historia de migrantes continúa y esta vez un hondureño en silla de ruedas cuenta su historia.

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Rolando Pineta, un hondureño de 42 años, deambula por las calles de Tecún Umán en su silla de ruedas.

La primera caravana salió el 13 de octubre de 2018. En ella, miles de personas se unieron para migrar al norte. El 15 de enero de 2019 sale la segunda caravana, donde la crisis migratoria se incrementa.

Las masivas caravanas han generado descontento entre los gobiernos, pero a la misma vez pone en entre dicho las promesas de sus gobernantes hacia su población. ¿Será que están cumpliendo con sus promesas?

Son 3 caravanas en tres años y las mismas razones siguen siendo el factor principal de estas migraciones masivas.

Pero existen otros casos de inmigrantes que ya vivían en Estados Unidos y han sido deportados a sus países de origen, buscando en las caravanas una oportunidad para volver a casa.

Rolando Pineta es uno de esos casos. Originario de San Pedro Sula y con más de 20 años de haber vivido en Houston, Texas, busca la manera de llegar a su familia: “Yo crecí en una familia humilde, pero lamentablemente en Honduras no tenía la oportunidad de ganar buena lana”. “Llegue a Estados Unidos y me dedicaba a la construcción, pero un accidente me cambió la vida”.

Trabajando en edificios, casas y demás construcciones, Rolando sufrió un accidente al caer de un segundo nivel. Ahora, junto a su silla de ruedas, espera poder cruzar a ciudad de hidalgo. “Me fracturé la columna y quedé inválido, ahora debo movilizarme en silla de ruedas”, cuenta.

Foto: Juan José Muralles 

Pineda llegó en la madrugada del jueves 30 de enero a Guatemala, en un bus desde Honduras: “Fui al puente dos veces para hacer el trámite, pero dicen que el sistema está malo. Un soldado me dijo que el sistema puede estar bueno, pero aun así no quieren dar trámites a asilos”.

Su familia aún sigue en el norte, esperando reencontrarse con él nuevamente. “Estoy castigado por 2 años, no puedo regresar hasta que pase todo este tiempo”, agrega. 

Con un permiso para vivir legalmente, Rolando dejó al tiempo un trámite, lo que hoy le impide ver a su familia: “No hice mi trámite para pedir la residencia” . “Yo tengo permiso para vivir allá desde el 98, por el huracán Mitch”.

“Se tiene que renovar cada año, esto te permite trabajar y vivir legalmente. A raíz de mi accidente dejé de laborar y migración me deportó porque no firmé un documento avisando de mi situación, lo cual al final sigo sin entender”, resalta.

“Si yo regreso ahorita ilegalmente a Estados Unidos me pueden castigar de por vida”.

Empezando a vivir una pesadilla. Pineda se moviliza por Ciudad Tecún Umán en su vieja silla de ruedas: “Mi plan es esperar en México hasta que pasen estos dos años. En honduras no voy a tener una mejor oportunidad para poder trabajar. No hay nada”. “Es muy duro, pero tengo que salir adelante”.

“Esperar que mi familia pueda ayudarme en México”.

Con cara de angustia, Rolando sigue su camino para buscar un lugar dónde descansar y así recuperar fuerzas para seguir su lucha y ver si puede cruzar a México. 

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