Pandemia y pobreza: fórmula perfecta para el analfabetismo y baja escolaridad imagen

Los altos niveles de pobreza sumados a las restricciones por la lucha contra el coronavirus, deja a la niñez guatemalteca en una situación deplorable.

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Según UNICEF, al menos una tercera parte de los niños en edad escolar de todo el mundo (un total de 463 millones) no tuvo acceso a la educación a distancia cuando la COVID-19 obligó a cerrar sus escuelas. Guatemala engrosa esas filas y duerme en un lecho peligroso de falta de educación real y analfabetismo en crecimiento.

El Ministerio de Educación (Mineduc) es una de las dependencias que enfrentó más retos al comienzo de la pandemia en Guatemala, mantiene suspendidas las clases para 2.4 millones de estudiantes. Como institución da una imagen optimista, pero la realidad habla de deserción, analfabetismo y ausencia total de educación pública efectiva.

El primer desafío fue la alimentación escolar, ya que muchos estudiantes asisten a clases con la motivación de recibir alimentos, en algunos casos el único que tienen en el día, tal cual lo ha informado el presidente Alejandro Giammattei en diversas oportunidades. Pero, no es el único reto, desafío aparte era, verdaderamente educar, durante la pandemia.

Está de más explicar cómo la pobreza aleja a los niños y adolescentes de la educación. Solo resta señalar que según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) al final de 2020 el 21.8 por ciento de la población guatemalteca vivirá en situación de pobreza extrema y el 59.9 por ciento estará en pobreza. Esas cifras ya dan una idea de la cantidad, alarmante, de niños con familias que no pueden costear una educación con tecnologías y a distancia.

La salida fue la teleducación, los canales nacionales donaron espacio para transmitir cátedras, además del Canal de Gobierno y algunas radios. También, las guías de trabajo impresas que obtienen por medio de los maestros. Héctor Cermeño, viceministro de educación, considera que no es momento de hablar de abandono escolar pues la educación a distancia está rindiendo frutos.

Foto: Digital Policy Law/ La prensa gráfica

De ahí surge la pregunta ¿qué hay de los niños sin televisión ni energía eléctrica? Para ellos se crearon las guías de autoaprendizaje en casa. Se desconoce hasta ahora su efectividad y la compañía que los padres de familia les den para completar esas guías. Según el último informe divulgado por el Ministerio de Energía y Minas, las familias sin servicio de energía eléctrica son 287,437 y los datos del Censo de 2018, lo confirman. En cada una de esas familias puede haber de 1 a 4 niños sin educación.

“La gran cantidad de niños que debieron interrumpir por completo sus estudios durante meses representa una emergencia mundial en materia de educación. Las repercusiones sobre las economías y las sociedades pueden durar décadas”.

Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF

La ministra Claudia Ruiz dijo que el Mineduc atiende 29 mil 533 centros educativos públicos y mientras los niños y jóvenes están en sus casas, activaron el plan de reparación de escuelas, para que tengan agua, sanitarios y letrinas en buenas condiciones. Están remozando sitios a los que aún no se sabe si podrán volver el próximo año, pero los niños necesitan apoyo ahora para tener una conexión, desde sus casas. De nada sirve remozar espacios vacíos.

En cuanto a la educación privada, muchos establecimientos optaron por la educación a distancia a través de redes sociales, lo cual es loable y una excelente salida, pero ¿qué ocurre con los niños que no tienen conexión, computadora ni celular?

Ya en diversas oportunidades la exministra de Educación, María del Carmen Aceña, ha explicado la importancia de que la cartera educativa redistribuya sus recursos económicos en favor de las nuevas tecnologías, para evitar la temida deserción de niños y jóvenes.

Foto: Entremundos ORG

Fuerza laboral indispensable para sobrevivir

Los niños se quedan en casa sin educación y los adolescentes han salido a trabajar. Un ejemplo según informa Forbes Centroamérica es el Instituto Rafael Aqueche que tiene registrados en la jornada vespertina a 360 estudiantes de los niveles básico y diversificado. De estos, 20 no han dado señales de vida desde que se suspendieron las clases.

Freddy Cruz, director del establecimiento educativo, explicó que los estudiantes “desaparecidos” son de primero básico y sospecha que su ausencia se debe a que se vieron obligados a regresar a sus pueblos de origen para ayudar en la economía familiar.

Bien, entonces es un problema que a todas luces debería resolverse y no se puede ocultar.  Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) la tasa de desescolarización aumentó. En países con bajo desarrollo humano, como Guatemala, el 80 por ciento de la niñez en etapa de escolaridad primaria no recibe ninguna educación. No reciben educación, ya sea por no tener guías de estudio, no tener energía eléctrica, no tener computadora o celular, no tener acceso al internet o simplemente por tener que trabajar.

La accesibilidad de la educación a distancia

El informe The Remote Learning Reachability publicado por UNICEF revela las limitaciones de la educación a distancia y las graves desigualdades en el acceso. Según se indica, al menos un 9 por ciento de los niños y adolescentes, de nuestra región, no tienen acceso a la educación a distancia.

El informe incluye un análisis representativo en el mundo acerca de la disponibilidad de la tecnología y las herramientas necesarias para estudiar a distancia en los hogares de los niños en edad escolar de los niveles de preescolar, primaria y primer y segundo ciclo de secundaria y comprende datos procedentes de 100 países. Los datos hacen referencia al acceso a la televisión, la radio e internet, así como a la disponibilidad de planes de estudios distribuidos a través de esas plataformas durante el cierre de las escuelas.

Si bien las cifras del informe presentan un panorama alarmante por la falta de educación a distancia durante el cierre de las escuelas, UNICEF advierte de que es probable que la situación sea aún peor. Incluso en los casos en que los niños cuentan con la tecnología y las herramientas necesarias en su hogar, no siempre pueden estudiar a distancia a través de esas plataformas debido a otros factores que se lo impiden. Estas presiones son realizar tareas en el hogar, la obligación de trabajar, la precariedad de su entorno de aprendizaje y la falta de ayuda para utilizar los planes de estudio por internet o medios audiovisuales.

Creciente analfabetismo

Según el Comité Nacional de Alfabetización, Guatemala tiene un índice de analfabetismo del 18.5 por ciento, equivalente a un 2.3 millones de guatemaltecos que no saben leer ni escribir.

Antes el analfabetismo campeaba por cuestiones de sociedad como machismo o la desigualdad, ahora se suman los retos de la pandemia y la cuestión económica impide una educación efectiva a un porcentaje peligroso de la población.

Foto: UNICEF

Según UNICEF el 70 por ciento de los niños en nivel preescolar, etapa fundamental para aprender a leer y escribir, no pueden acceder a la educación a distancia. Todo esto debido a los obstáculos y las limitaciones de este tipo de educación para los niños más jóvenes y a la falta de programas de educación a distancia para este nivel educativo, así como la ausencia de materiales para esta modalidad de aprendizaje en los hogares.

Sin educación se le está robando el futuro a los niños, a la sociedad y al país. ¿Serán suficientes los esfuerzos del Gobierno para brindar educación?

Las cifras no son esperanzadoras, sin embargo, con esfuerzos conjuntos, privados y públicos aún se puede brindar oportunidades de educación digna a miles de niños que se ven urgidos a ella.

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