Mensajes de extorsión disfrazados de ganadores imagen

Un mensaje que se leía que ganó Q10 mil y un carro, bastaron para que Alan cayera en la trampa.

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Un jueves por la noche, Alan miraba un programa de televisión, cuando sonó su celular, era un mensaje de texto que le extrañó. 

“Usted ganó Q10 mil y un carro Toyota Yaris modelo 2018, por participar en la promoción de GANAYA, para cambiar su premio debe llamar al número xxxxxxxx”.

Alan se emocionó al ver que podría solventar sus deudas, con el premio y, que además, tendría un vehículo, así que llamó. Un mujer le contestó y dijo que era el feliz ganador, pero para reclamar el premio, se debería presentar a un centro comercial, poco transitado.




Estos porque luces, cámaras y varias marcas estarían listos para esperarlo con bombos y platillos.

A Alan, lo citaron un martes, a las 19:00 horas, en la zona 1. Estaba emocionado, pero al llegar se dio cuenta que no había nada de lo prometido.

Ni luces, cámaras y menos el carro, lo único que vio fue a cinco hombres vestidos de negro, quienes se le acercaron a Alan, para preguntarle si era el feliz ganador, contestó afirmativamente, lo que inició su calvario.

Uno de ellos lo golpeó en el estómago, Alan quedó tirado y otro le propinó una patada, lo cual provocó que perdiera el conocimiento. 

Al despertar se dio cuenta que estaba en un cuarto vacío, con un golpe en la cara por la patada y con los hombres que se había encontrado en zona 1.

Le gritaban pidiéndole dinero, él ingenuo solo les decía que iba a recoger su premio, pero los hombres no dejaban de agredirlo.

Lo llevaron a un cajero automático, sacaron los Q1,800 que tenía en su cuenta monetaria, también tenía su tarjeta de crédito, con la cual aprovecharon para comprar, en compañía de Alan.

Estuvo con sus agresores por 18 horas, tiempo en el que fue golpeado, pateado, robado y secuestrado.

Lo dejaron tirado, golpeado y sin un solo centavo cerca de la zona 3.

A Alan lo liberaron, pero le dejaron un gran susto en su vida. Pensó que lo iban a matar y cuando quedó tirado en la calle, pensó que le dispararían. Los hombres se fueron camino al basurero. 




Alan caminaba lentamente, pero las personas creían que era un vagabundo, por lo que una señora le regaló un Q1 que le sirvió para llamar a su casa y avisar a su familia que lo auxiliara.

Su familia lo llevó a la policía para colocar la denuncia por todo lo que había pasado, incluido los mensajes de texto.

El Ministerio Público tiene más de 500 denuncias por extorsión en todo el país, incluyen mensajes de texto, llamadas, mensajes en redes sociales y hasta notas escritas.

Alan ahora es desconfiado cuando le envían mensajes, pues ya sabe que no todos son buenos y que un solo mensaje de texto le dejó una enseñanza de por vida.  

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