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Marleni Escobedo, de 39 años, desde los 20 ha sufrido de serios problemas con la espalda. Todo empezó cuando trabajaba de mesera y sus turnos eran tan extensos que duraban 12 horas, pero con su sueldo lograba pagar su educación. Sin embargo, en el restaurante debían cargar con los garrafones de agua, estar parada largas jornadas y atender a muchos clientes.

A raíz de ello, Marleni empezó a padecer dolores de espalda, pero el detonante para empeorar la situación fue una vez que cargaba un garrafón de agua, se resbaló en un charco y cayó sobre una grada, la división la golpeó en la columna vertebral.

A Marleni se la llevaron de emergencia al hospital para verificar su condición, le tomaron unas radiografías y el médico únicamente le dijo que reposara, que no era necesaria la terapia.

Descansó y regresó a trabajar, pero el dolor intenso que ya no le permitía cargar con los garrafones y menos estar parada tanto tiempo. Los doctores le decían que al tomar los medicamentos se iba a aliviar, pero no fue así.

Con el paso de los años cada vez fue más difícil y a los 28 años se embarazó, una etapa que considera difícil, pues el dolor de espalda por el peso de su bebé era insoportable. Debió quedarse en cama durante todo su período de gestación. Después que tuvo a su bebé y a causa de su molestia acordó con su pareja que engendraría solo un hijo.

“Fue difícil tomar la decisión porque a mí siempre me gustaron los niños, pero durante el embarazo ya no podía ir ni al baño, era difícil moverme y el parto fue doloroso”, expresó Escobedo.

Cuando el hijo de Marleni iba creciendo ya no podía cargarlo por el dolor de espalda, pero eso no limitaba su amor, porque debió ingeniárselas para consentirlo. Lo cargaba solo si estaba sentada o le daba pacha cuando alguien más la ayudaba.

Pero todo empezó a mejorar cuando le aconsejaron que visitara la Escuela de Fisioterapia de la Universidad Mariano Gálvez. Una amiga le aseguró que ya podía ponerse en pie, pese al insoportable dolor de su rodilla.

El diagnóstico fue que tenía la columna vertebral desviada. Después hizo las terapias que le indicaban y su dolencia fue mermando. Pero, durante el 2020 todo cambió, ya que debido a la pandemia la universidad cerró, lo cual afectó a Marleni, quien continúa con dolor de espalda a pesar de seguir con su terapia en línea.

Por el momento, espera a que pase la pandemia y regrese a sus terapias, pues el dolor que siente a veces es insoportable. No planea detenerse y desea que pronto pueda sentir alivio.

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